La pérdida de peso, o mejor dicho, la pérdida de grasa corporal es uno de los aspectos que más se ven afectados por esta razón. La gente cree que eliminar esos kilos de más es una tarea que no requiere planeación, cuando en realidad, se trata de un complejo proceso en el que se involucran una serie de factores de suma importancia y que deben ser tomados en cuenta con mayor medida, sobre todo si buscamos la mayor optimización para mejores resultados.
¿Cómo se pierde grasa corporal?
A lo largo de los años, la industria del fitness que se preocupa más por vender que por la salud de sus clientes nos ha hecho creer erróneamente que productos como cremas reductoras, fajas, pastillas, máquinas y demás productos milagrosos nos ayudarán a eliminar esos kilos extra en poco tiempo. Lo que no nos dicen es que a pesar de que sus productos sí pueden ser útiles, lo cierto es que para empezar a notar cambios, debemos realizar también cambios en nuestro estilo de vida en general y no únicamente enfocarnos al consumo de estos “milagros de la ciencia”.
Sabemos que el deporte es un aspecto fundamental para tener un cambio exitoso de la composición corporal. Los suplementos quemagrasas, las bebidas como el café y el té verde, las cremas reductoras, las pastillas adelgazantes, en muchos de los casos se utilizan porque se sabe a ciencia cierta que sí ayudan a agilizar el proceso, y ahí es donde muchos cometen el error. Creen que estos dos aspecto serán más que suficientes para empezar a perder la grasa extra. ¿El resultado? Que invierten demasiado tiempo en sus entrenamientos y grandes cantidades de dinero en suplementos para que al final su composición corporal tenga cambios nulos o mínimos, en el mejor de los casos.
Y la razón de ello se debe a que el deporte y el uso de productos externos abarcan un pequeño porcentaje en el proceso de transformación del cuerpo. No muchos lo saben, pero la alimentación influye en un 70% de los resultados obtenidos a lo largo del proceso de cambio.
Lamentablemente, este es el aspecto que la mayoría de las personas descuidan cuando de perder grasa se trata. Y es que para que este proceso pueda llevar a cabo, el cuerpo debe ser sometido a un déficit calórico, lo que quiere decir, que se deben consumir menos energías de las que el cuerpo gasta diariamente, para de esta forma obligarle a utilizar las reservas acumuladas con el fin de cumplir sus tareas básicas del día a día.
Conociendo tu metabolismo
El metabolismo puede ser interpretado como un proceso en el que se involucran cambios físicos y químicos necesarios para que todo el cuerpo pueda llevar a cabo sus funciones, desde las más básicas como respirar o pensar, hasta las más exigentes como salir a dar un paseo o practicar alguna actividad física intensa.
Todas estas actividades requieren del uso de combustible, es decir, energía que se consume a través de los alimentos y que por fortuna o desgracia, tiende a acumularse en forma de grasa cuando esta no es utilizada en su totalidad.
Aquí es donde entra en juego el metabolismo que, en términos sencillos es el que se encarga de suministrar o aprovechar esa energía para que las actividades sean llevadas a cabo sin mayores problemas.
El metabolismo basal, es un concepto que debemos tener muy en cuenta y que se refiere a la cantidad de energía que el cuerpo gasta con las actividades básicas. A mayor masa, mayor será el desgaste energético diario, aunque debemos entender también que por ejemplo, el exceso de grasa corporal (más masa) puede ocasionar alteraciones negativas en el metabolismo. Por otra parte, el aumento de masa magra (músculos) puede llevar a cambios favorables en el metabolismo. Dicho de otra forma, a mayor cantidad de músculo, más energía es necesaria para cumplir con las funciones más básicas.
Sumado al metabolismo basal, también nos encontramos con la termogénesis ocasionada por la actividad física. Esta se refiere a la cantidad de energías que se utilizan cuando realizamos algún deporte, salimos a caminar, etc. Incluso por el simple hecho de tomar el control remoto para cambiar la televisión supone un gasto de energía (muy mínimo, aunque no por ello deja de ser un ejemplo ilustrativo).
Por otra parte, la termogénesis de los alimentos se refiere a las energías que el aparato digestivo requiere para procesar toda la comida consumida a lo largo del día. Sí, comer también nos ayuda a gastar energías, pero esto no quiere decir que comiendo más veces o comiendo más alimento nos ayude a perder grasa, pues todo depende de las energías consumidas/gastadas al final del día.
Conocer tu metabolismo es importante para calcular tus calorías
La razón por la que es importante conocer todos los conceptos ya mencionados se debe a que con ello podemos estimar las energías que gastamos a lo largo del día. Al determinar este punto, nos será posible saber cuánta energía consumir para conseguir un déficit calórico que nos permita utilizar las reservas de grasa.
Para el cálculo del metabolismo basal podemos emplear diversas fórmulas como la Harris-Benedict o, en el caso de las personas que padecen de sobrepeso, utilizar la fórmula Mifflin-St. Jeor, que se ha demostrado tiene una mejor aproximación a las necesidades calóricas de este grupo de personas.
La fórmula Mifflin-St. Jeor, corresponde a la siguiente ecuación, listada para hombres y mujeres, respectivamente:
- Hombres = (10 x peso en kg) + (6.25 x altura en cm) – (5 x edad en años) + 5
- Mujeres = (10 x peso en kg) + (6.25 x altura en cm) – (5 x edad en años) – 161
Al hacer uso de ella, dependiendo de nuestro sexo, podremos saber cuántas calorías consumir al día y de esta forma estructurar un plan alimenticio que nos ayude a conseguir un balance calórico negativo.
Lo adecuado sería consumir 500 calorías por debajo de las calorías de mantenimiento, lo que representa un déficit adecuado para no ocasionar cambios hormonales negativos en el cuerpo y así poder eliminar el exceso de grasa de forma más saludable.
Las planes de limitación de alimentos de forma brusca, muy comunes en las dietas milagro no son los más adecuados, pues lejos de ayudarnos a tener una mejor salud, resultan demasiado severos para el cuerpo, razón por la que seguir cualquiera de estos regímenes no se recomienda bajo ningún motivo.
Aunque el déficit calórico es imprescindible para seguir un proceso de transformación corporal adecuado, también debemos tener en cuenta otros aspectos como los cambios en el entorno hormonal, principalmente cuando se refiere a la producción de leptina, grelina y cortisol. Todas estas son hormonas que de no ser controladas, pueden acarrear resultados inesperados en el cuerpo que seguramente, no gustarán a nadie.
No obstante, estos son temas que requieren de una explicación más detallada en un artículo propio y que probablemente tomaremos más adeltante.
Conclusión
Como ya vemos, el uso de suplementos y demás productos de la industria, siempre y cuando tengan un respaldo científico, pueden ayudarnos a que la pérdida de grasa sea mucho más efectiva. Lo mismo pasa con el deporte; la actividad física gasta energías, pero aún así, ninguno de los aspectos serán suficientes para un cambio radical si no prestamos suficiente atención a la alimentación.
Al final de cuentas y visto desde una perspectiva superficial, la pérdida de grasa se traduce en una simple operación matemática: consumir menos energías de las que el cuerpo require.
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