Es de conocimiento público en toda persona que practica algún tipo de deporte, que la dieta debe incluir la suficiente cantidad de proteínas en el consumo diario, pues estas constituyen los cimientos que construyen y reparan los músculos. Sin embargo, muy a menudo se escucha que si se consume proteína en exceso se almacenará como grasa.
Anteriormente, esta información solía encontrarse en importantes libros relacionados con el tema, y lamentablemente crearon ideas equívocas que hoy en día siguen manteniéndose presentes en la cabeza de muchas personas.
Por ejemplo, algunos afirmaban que: “comer más proteínas cuando se presentan niveles de glucosa y energía insuficientes para el cuerpo, contribuyen a un mayor almacenamiento de grasa, más no al crecimiento muscular. Esto se debe a que por el exceso de glucosa y energía, el cuerpo redirige el flujo de aminoácidos de la glucogénesis y la producción de ATP, convirtiéndolos en lípidos que se pueden almacenar como grasa corporal para su posterior uso”, además de que “el excesivo consumo de proteínas, junto con la ingesta de carbohidratos adecuada, el esqueleto de carbono de los aminoácidos se puede utilizar para sintetizar ácidos grasos”.
Esta información, que no tomaba en cuenta el estado metabólico de cada persona, sólamente sirvió para crear confusión y desinformación entre las personas, que incluso a día de hoy sigue como un mito aberrante que debe desaparecer cuanto antes.
“Mientras que las vías metabólicas para convertir los aminoácidos en ácidos grasos existen, de hecho, en el cuerpo humano, la realidad del asunto es que bajo casi ninguna circunstancia esto sucederá. Se necesitan pruebas más recientes cuando se habla de la conversión de aminoácidos en ácidos grasos.”
En un artículo de Klein se explica que la digestión de las proteínas empieza en el estómago y termina en el intestino delgado. La ruptura física de las proteínas se produce en la boca, pero es en el estómago donde se descompone químicamente gracias a los jugos gástricos.
Después, en el duodeno (una parte del intestino delgado), es donde se produce la mayor parte de la digestión de las proteínas y la absorción de los aminoácidos. Ya rotos por completo, los aminoácidos y péptidos resultado de la digestión de las proteínas, tienen como destino las células del intestino delgado, donde serán utilizadas como energía. El intestino absorbe un 95% de las proteínas ingeridas, por lo que con esto se desmienten todas esas afirmaciones tipo “la persona promedio sólo puede absorber 30 gramos de una sola vez y el resto se convierte en grasa”. Se debe diferenciar entre absorción y utilización, que son términos muy diferentes.
Para almacenar o utilizar algún nutriente, el cuerpo primero debe absorberlo. Si una persona consume 40gr de proteínas, pero según solo puede absorber 30gr, entonces los 10gr restantes son desechados a través de las heces. Y si esos 10gr de exceso no se absorbieron, entonces ¿cómo se transformarán en grasa?
Pero regresemos al tema de interés: si el exceso de proteínas de la dieta se almacena en forma de grasa corporal.
El papel del hígado y los aminoácidos
Se sabe que más del 50% de los aminoácidos consumidos en forma de proteínas, llegan al hígado. Este funciona como un supervisor de los aminoácidos y ajusta el metabolismo (su descomposición, síntesis, catabolismo, anabolismo, etc.) de acuerdo al estado de metabolización del cuerpo y sus necesidades. Es aquí donde la demanda inicial toma un papel fundamental en el proceso.
En 2012, un estudio realizado por el Dr. George Bray buscó aclarar cómo afectaba al peso corporal, el metabolismo y la composición del cuerpo, una cantidad de proteínas diferente, en este caso, mayor, en una dieta hipercalórica (+1000 calorías por encima de las necesarias para mantener en forma el cuerpo de los participantes).
En total, se formaron tres grupos: el primero recibió un 5% de su dieta en forma de proteínas; el segundo 15% y el tercero 25%, a lo largo ocho semanas.
Al final, todos los participantes subieron de peso. El primer grupo subió 3,16 kg. El segundo subió 6,05 kg, y el tercero subió 6,51 kg.
Tras las mediciones de composición corporal, se observó que, aunque el grupo con mayorporcentaje de proteínas en la dieta subió más de peso, ese aumento de peso se debía alincremento de la masa corporal.
“Las calorías por sí solas han ayudado al aumento de la grasa corporal. En contraste, la proteína contribuyó a cambios en la masa corporal magra, pero no en el aumento de la grasa corporal. Si bien no es posible determinar a ciencia cierta la composición de la masa magra adquirida, sí es posible afirmar que la proteína extra consumida no se utiliza para el almacenamiento de grasa. Mi suposición es que el exceso de proteínas que no se utiliza para fines sintéticos se convirtió en su mayor parte en glucosa (a través de la glucogénesis) y se almacena en forma de glucógeno, con el correspondiente agua que le acompaña”. comenta el Dr. Klein.
Sin embargo, todavía nos queda la pregunta importante en este asunto: ¿cuál es la cantidad máxima de proteínas que el cuerpo puede utilizar eficazmente antes de ser almacenada como grasa corporal? Lo que se puede deducir en base a este estudio, es que se necesita al menos, consumir tres veces más proteínas de lo recomendado, diariamente, al mismo tiempo que se lleva una dieta hipercalórica. De lo contrario, con la prolongación de la dieta hasta llegar al punto en el que la ganancia de masa magra se estabilice y se incremente la ganancia de grasa magra.
Sin embargo, es probable que el límite esté dado por la fisiología de cada persona, así que en este momento, no existe una respuesta concreta a esta pregunta.
En conclusión
Aunque nuestro organismo tiene la capacidad para convertir las proteínas en ácidos grasos, las probabilidades de que esto ocurra son mínimas, puesto que los niveles necesario para ello son extremos y viéndolo desde la perspectiva de una persona común, sería imprudente llegar a consumir cantidades significativas de alimentos o suplementos ricos en proteínas al día.
Además, debemos tener en cuenta que consumir 1.000 calorías de más diarias durante 60 días en combinación con un mayor consumo de proteínas no resultó en ganancias de grasa corporal a diferencia de la otra dieta hipercalórica baja en proteínas. Por el contrario, el aumento de proteínas ayudó a ganar masa magra.
En cuanto a las situaciones que la mayoría de la gente y atletas enfrenta a diario, son, en verdad, insignificantes y casi físicamente imposibles las posibilidades de que las proteínas en exceso incrementen la grasa corporal.
Los suplementos de proteínas no son malos ni van a hacer que tengamos una dieta hiperproteica, simplemente tenemos que valorar su consumo y encajarlo bien con la dieta que llevamos.
Fuentes
- McGuire M, Beerman, KA.: Nutritional Sciences: From Fundamentals to Food. 2nd edn. Belmont, CA.: Wadsworth Cengage Learning; 2011.
- Gropper S, Smith, JL., Groff, JL.: Advanced Nutrition and Human Metabolism. 5th edn. Belmont, CA.: Wadsworth Cengage Learning; 2009.
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