El tabaquismo es un hábito que comienza a destruir desde el primer momento en el que se adopta, y que incluso llega a perjudicar mucho más a aquellas personas que practican algún tipo de actividad física intensa.
A día de hoy existe la creencia que las consecuencias de fumar se pueden contrarrestar con el ejercicio físico, lo cuál es una afirmación totalmente errónea, pues al someter el cuerpo a una exigencia descomunal, el sistema nervioso, el corazón, los pulmones y articulaciones se ven más propensos a desarrollar dificultades.
Hablando ya sobre los efectos que se causan a corto plazo, es que por ejemplo, fumar un cigarrillo antes de correr, retrasa hasta 40 segundos la llegada de un punto a otro, en comparación al tiempo que se toma normalmente. A la larga, el tabaquismo termina con cualquier carrera deportiva si no se deja en el debido momento, pues poco a poco, el rendimiento de los atletas va disminuyendo considerablemente, al punto de tener una capacidad pulmonar comparable al de una persona sedentaria, y eso sin tomar en cuenta todos los daños ocasionados a los principales órganos del cuerpo.
Como es de suponerse, la única solución es dejar completamente el hábito de fumar y concentrarse únicamente en la realización del cualquier actividad deportiva, que significa un gran aporte a la salud mental y física de quien la practica.
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