El hambre emocional, aunque es un concepto muy poco conocido, lo cierto es que se estima que un gran porcentaje de la población sufre de ella debido al estilo de vida actual en el que el alcance a la comida es tan fácil como contar los dedos de las manos.
Hambre o alimentación emocional se refiere al estado en el que una persona come sin responder a las necesidades fisiológicas del cuerpo. Sabemos que el organismo requiere de energías y nutrientes para poder sostenerse adecuadamente, realizando desde las funciones más básicas como respirar o pensar, hasta otras más complejas como la producción de células vitales, la regeneración de tejidos, etc. Para obtener estas energías y nutrientes es necesario recurrir a los alimentos que nos aportan calorías, vitaminas y minerales, por lo que podemos decir que la alimentación es una necesidad de supervivencia y no un mero placer para estimular nuestros sentidos; algo que muchos ya han olvidado a día de hoy.
Sin embargo, aunque la comida, especialmente la de tipo chatarra está a la orden el día, prácticamente en cualquier lugar al que volteemos, hay que tener en cuenta que otros factores, específicamente, algunos padecimientos mentales como la depresión, ansiedad o el mismo aburrimiento tienen un papel en este tipo de actitudes que, de volverse frecuentes, sólo acaban dañando la salud del cuerpo, inclusive a nivel estético, debido al desmesurado consumo calórico que el hambre emocional supone.
Claramente, se trata de un problema bastante complejo y que requiere de una atención especial, pues a la larga, no sólo lleva a padecer enfermedades ocasionadas por el sobrepeso o la obesidad, sino que también, en algunos casos, puede desencadenar otros trastornos alimentarios más peligrosos como la anorexia y la bulimia.
El hambre emocional se diferencia del hambre físico en que este último llega de forma de gradual, pues a medida que va pasando el tiempo, la necesidad por consumir algún alimento (no siendo un simple antojo) va aumentando poco a poco, además de que por lo general, cuando esta se manifiesta, tiende a rechazar la entrada de comidas chatarra, pues esta es una forma del cuerpo para decir que requiere de nutrientes y energías de calidad para cumplir con sus funciones adecuadamente. El hambre emocional por su parte, llega de forma inmediata y busca ser saciada cuanto antes, especialmente a partir de comidas ricas en azúcares.
Causas del hambre emocional
Teniendo en cuenta el último párrafo, hay que saber diferenciar también que los antojos esporádicos no representan algún problema que deba ser atendido, pues de vez cuando, pues como bien es sabido, darse un gusto culposo cada determinado es tiempo es parte de vivir las grandes maravillas que la vida tiene para nosotros.
Sin embargo, justificar el hecho de darse un atracón de comida por el simple hecho de haber sufrido alguna situación de estrés o descontento en general, sí que puede ser considerado como un hambre de tipo emocional, ya que en realidad lo que se busca es refugio en la comida para sobrellevar el mal rato. El peligro de seguir un comportamiento como este es que el cuerpo tiende a reaccionar fácilmente ante los aditivos y estimulantes que se encuentran en la comida chatarra, haciendo que a la larga, llevar a una alimentación desbalanceada se transforme en un hábito para superar cualquier situación de estrés.
Las personas que se alimentan por simple hecho de llevar un vacío en sus vidas, por lo general tienden a compartir características comunes como la falta de afecto y de relaciones con otras personas, baja autoestima, preocupaciones excesivas sobre hechos de la vida diaria, trastornos mentales o simplemente el aburrimiento constante.
Consecuencias del hambre emocional
Claramente, seguir un estilo de vida en el que la comida se usa para satisfacer una necesidad mental y no física, lleva al desarrollo de consecuencias que pueden resultar devastadoras para la salud general del cuerpo, que van desde cambios repentinos en el peso corporal, hasta el desarrollo de enfermedades de todo tipo que no sólo están ligadas al sobrepeso y la obesidad.
Y es que al comer de esta manera, a pesar de que el aporte calórico aumenta significativamente, la ingesta de micronutrientes (vitaminas y minerales), por su parte, desciende de forma alarmante, lo que expone al cuerpo a presentar fallos a la hora de realizar sus funciones vitales, además de comprometer la defensas del sistema inmunológico, siendo más propenso a contraer enfermedades de todo tipo. Y el problema no acaba ahí, pues los trastornos emocionales pueden también pueden empeorar, especialmente si después de un atracón aparecen sentimientos de culpa, lo que lleva a un círculo vicioso del que resulta casi imposible salir a menos que se reciba una atención médica adecuada.
Cómo saber si estoy sufriendo de hambre emocional
Identificar a una persona (o a uno mismo) que sufre de hambre emocional, puede resultar muy fácil a simple vista, ya que por lo general, quienes viven con este problema a diario, suelen presentar características comunes, entre las que destacan:
- Buscar refugio en la comida, principalmente en la comida chatarra en donde los azúcares tienen una alta importancia en la composición de estos. Por lo general, el problema se agrava al vivir situaciones emocionales como el desamor, la falta de dinero, problemas en el trabajo o la escuela, etc.
- Sentarse y comer en grandes cantidades luego de haber vivido un momento de tensión o tras estar bajo un período continuo de estrés.
- Comer en exceso, o incluso dejar de hacerlo debido a la falta de estima en uno mismo, que suele relacionarse con el aspecto físico.
- Consumir un mismo aperitivo de forma constante durante el día, todos los días.
- Tomar como excusa algún acontecimiento de importancia no trascendental, como por ejemplo, las finales de algún evento deportivo para poder darse un atracón.
- Evitar el consumo de algún alimento debido a un disgusto o por estar bajo una situación depresiva.
Cómo evitar el hambre emocional
Evitar el hambre emocional, cuando se detecta a tiempo, puede resultar mucho más fácil, sobre todo si se sigue un plan o estructura para cambiar esos hábitos nocivos por otros que contribuyen a tener un estilo de vida más sano.
Crea tu propio menú semanal
Esta idea aunque puede resultar algo tediosa, lo cierto es que resulta bastante efectiva para lidiar con las situaciones que nos acarrean a comer sin la necesidad física de ello. Lo más importante aquí es tener en cuenta que la manera en la que se estructurará el plan alimenticio deberá basarse en los requerimiento y estilo de vida de cada persona.
Esto quiere decir que deberemos tener en cuenta los horarios de trabajo, las reuniones sociales, las actividades recreativas y sobre todo, esas horas libres en las que uno se vuelve más vulnerable a comer indiscriminadamente.
Por ejemplo, planear una comida al momento de salir a dar un paseo por el parque o leer un libro, puede resultar contraproducente, ya que esto acostumbrará al cuerpo a comer incluso cuando la mente está ocupada en algo, lo que eventualmente nos llevará a agravar el problema, pues en todo momento seremos susceptibles a los atracones emocionales.
Conoce y controla tus emociones
Sin duda decir esto resulta mucho más fácil que hacerlo, sin embargo, el poder lograrlo no sólo nos llevará a poder controlar las ganas insaciables por la comida, sino también a poder lidiar con los problemas emocionales del día a día.
Lo importante aquí es darse cuenta de las sensaciones del cuerpo que son fácilmente distinguibles, pues la tristeza, la melancolía o la euforia se manifiestan junto a otros aspectos físicos que resultan inconfundibles para cualquier persona. Una vez estando alertados sobre este cambio emocional, será momento de tomarse unos segundos para pensar que estas emociones no se irán simplemente comiendo de forma irracional, pues para ello lo mejor es llevar la mente hacia otra dirección para más fácilmente olvidarse del mal rato con cualquier otra actividad que sea saludable para uno mismo.
Siempre trata de contar con snacks saludables
Los atracones emocionales siempre se vienen acompañados de comida chatarra, que además de contener grandes aditivos y estimulantes para el cerebro, también son ricos en carbohidratos y bajos en fibras y proteínas, lo que lleva a que esa sensación de saciedad llegue luego de haber ingerido cantidades inconmensurables de alimentos.
Por esta razón, lo primordial para evitar el consumo excesivo de calorías, es contar con snacks saludables, ricos en nutrientes para que el estado de saciedad sea mucho más rápido, además de que estaremos evitando una alimentación deplorable.
Esto significa que, al momento de realizar las compras del super, deberemos comprar con inteligencia para optar únicamente por alimentos saludables como frutas, verduras y carnes magras, todos naturales, dejando detrás la presencia de bollería industrial, frituras, carnes procesadas y preparaciones congeladas.
Evita pasar tiempo a solas
La convivencia es un aspecto fundamental para sobrellevar los trastornos mentales de todo tipo en sus etapas iniciales, ya que esto logra evitar el aburrimiento. Sabemos que esto último es lo que nos lleva a que la mente comience a divagar y pensar en situaciones que no son lo más benéficas para cada quien.
En caso de que no puedas quedar con algún familiar o amigo, trata de acudir a otros eventos sociales, realizar alguna actividad deportiva, tomar alguna clase sobre temas que te gusten o incluso puedes aprovechar ese tiempo libre para trabajar en algo sencillo que te ayude a ganar un dinero extra.
Consulta a un especialista
Y por último, cuando nada de esto funciona, no dudes en visitar a algún especialista.
¿Tienes alguna duda o comentario? Expertos lo responderán en las próximas 24 horas.