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¿Qué hacer ante una intoxicación alimentaria?

Una intoxicación alimentaria se produce cuando una persona bebé o come algún alimento contaminado, conoce los síntomas y como tratarlo.

Las intoxicaciones alimentarias suelen ser mucho más comunes de lo que la mayoría de las personas creen. Especialmente, es en verano cuando la incidencia a padecer esta patología aumenta de manera considerable, sobre todo porque es en esta época del año cuando los viajes y demás actividades vacacionales casi nos obligan a comer en la calle, siendo que por lo general, estos alimentos tienen mayores tendencias a acumular microorganismos que resultan tóxicos para el cuerpo humano.

Según varios expertos en el tema, hay dos razones principales por las que la presencia de organismos microbióticos se acumulan con mayor facilidad en los alimentos. Una de ellas se debe a que las bacterias requieren de ciertas condiciones ambientales para prosperar mejor, es decir, para vivir y reproducirse de forma más fácil. El clima, específicamente, la humedad y temperaturas que oscilan entre los 36 y 37 grados propician a que estos diminutos especímenes puedan proliferar sin tanto esfuerzo.

La segunda razón y que podríamos decir, es completamente obvia, se debe a que el aumento de las bacterias en el agua y el aire, propician a una mayor propagación de las mismas en los alimentos. Claro que, si tenemos en cuenta que la incidencia a comer fuera de casa aumenta (donde por cierto, las medidas de sanidad no suelen ser tan rigurosas como en casa), es entonces que se provoca una cantidad más alta de intoxicaciones alimentarias que pueden pasar una alta factura a la salud si no se toman las medidas adecuadas para combatirlas.

Síntomas de una intoxicación alimentaria

La gravedad de una intoxicación y los síntomas que aparecen con la patología dependen mucho de la cantidad de alimento contaminado que se consume. Así mismo, si la persona tiene un mal estado de salud o deficiencia de nutrientes debido al excesivo consumo de comida chatarra, entonces es probable que se experimenten síntomas más fuertes que no pueden pasar por alto. De igual manera, el organismo que provoca la enfermedad influye demasiado a la hora de mostrar el cuadro de síntomas en el afectado.

Por lo general, estos síntomas comienzan a aparecer entre 2 y 6 horas después de la ingesta de comida contaminada. Entre los más habituales podemos destacar: el dolor de estómago, vómitos, diarrea, cansancio y fatiga, dolor de cabeza e incluso calambres abdominales y fiebre. Cuando no hay un suficiente abasto de líquidos, el cuerpo puede llegar a deshidratarse, por lo que ante los primeros indicios de diarrea o vómitos se debe contar sí o sí con mucha agua o electrolitos orales para contrarrestar este efecto secundario que sólo empeora la magnitud de los síntomas.

Las mujeres embarazadas, niños, adultos de la tercera edad y aquellos que tienen deficiencias nutricionales son los que más atención deberían prestar a lo que comen, ya que son más susceptibles a experimentar los síntomas con más fuerza.

Alimentos con mayor incidencia a provocar una intoxicación alimentaria

Hablar de los alimentos que tienen una mayor incidencia a provocar una intoxicación alimentaria es un papel importante que nos puede ayudar a prevenir grandes problemas ocasionados por la enfermedad.

Sin duda la acumulación de bacterias es un problema que afecta a todo de tipo de organismos sin distinción alguna, de eso no cabe la menor duda, sin embargo, hay ciertos alimentos que pueden acumular bacterias que en realidad resultan nocivas para la salud, por lo que evitar su consumo o hacerlo de forma inteligente, seguramente nos evitará malos ratos y una visita segura al médico.

Estos son los alimentos que debemos evitar durante el verano

Huevos

Quizás evitar sea una palabra un tanto exagerada, especialmente si tenemos en cuenta que los huevos son uno de los alimentos más complejos que existen debido a que su contenido en proteínas de alto valor biológico y grasas saludables le hacen de una comida que debe incluirse en cualquier dieta, especialmente en aquellas dedicadas a la nutrición de culturistas y personas dedicadas al entrenamiento con pesas a modo de hobbie.

No obsatante, también debemos tener presente que los huevos son más susceptibles a acumular la bacteria Salmonella que entre sus síntomas, puede llegar a causar diarrea, vómitos y fiebre. Muchas personas tienden a incluir los huevos en batidos deportivos o preparaciones que no requieren de mucha cocción o ya de plano que se consumen crudas. Esto, claramente aumenta las probabilidades de acumular bacterias y por tanto, de intoxicarse.

Debido a las grandes propiedades del huevo y siendo que resulta indispensable para preparar otros alimentos más completos, abstenerse completamente a su consumo resulta un tanto difícil, no obstante, siempre podemos recurrir a alternativas como el uso de huevos pasteurizados que están libres de cualquier tipo de bacterias.

Mayonesa

La mayonesa es otro alimento que puede causar una intoxicación alimentaria debido a la acumulación de bacterias, especialmente cuando la mayonesa se hace en casa, siendo que su principal componente son los huevos crudos.

Aunque no resulta una comida indispensable para la dieta de cualquier persona, sí que se consume con mucha frecuencia, especialmente en platos de comida rápida como los hot dogs, hamburguesas, sándwiches, etc.

Lo mejor en este caso es siempre utilizar mayonesa ya preparada y que viene en envases herméticos que garantizan una mayor limpieza.

Verduras de hojas verdes

Las verduras de hojas verdes también están estrechamente relacionadas con las intoxicaciones alimentarias durante el verano, pues muchas de estas no siempre suelen desintoxicarse de la forma adecuada, ya que hace falta más que sólo lavarlas con agua para eliminar las bacterias.

En este caso, lo recomendable es desinfectar el producto, por ejemplo, a través de su cocción (al vapor, fritas, horneadas, etc), aunque esto no es muy recomendable ya que se pierden una gran cantidad de los nutrientes durante el procso.

Una alternativa más viable sería remojar las verduras durante 15 minutos aproximadamente en un cubo limpio, llenándolo con una solución de agua e hipoclorito de sodio. Para una buena desinfección es necesario aplicar una cucharada de esta sustancia por cada litro de agua.

Carnes y mariscos

Como no podría ser de otra forma, las carnes y los mariscos también tienen fuertes incidencias a la acumulación de microorganismos dañinos, entre ellos virus y bacterias como el Clostridium perfringens.

En el caso de las carnes como el cerdo y la res, estas deben permanecer en conserva a temperaturas inferiores a los 5 grados. Al momento de cocinarlas debemos asegurarnos de que la cocción se ha llevado a cabo completamente y si por ejemplo, deseamos comer algún corte gourmet que por lo general se consume semi-crudo, entonces habrá que seguir unas reglas de higiene estrictas o en el mejor de los casos, evitar su consumo.

En el caso de los mariscos también debemos asegurarnos de que tengan un buen olor y aspecto brillante. Las conchas de almejas, mejillones, ostras y berberechos deben estar sellados de forma hermética, lo que nos da un indicio de que aún están vivos, caso contrario, debemos evitar su ingesta, pues es 100% seguro que la acumulación de bacterias ya ha comenzado. Así mismo, es importante asegurarse de que las conchas, por ejemplo desprenden un líquido claro, abundante y con olor a mar y, si esto no es así, entonces no es recomendable consumirlas.

Embutidos y alimentos enlatados

No hay que preocuparnos acerca de la acumulación de bacterias en este tipo de alimentos, ya que por lo general están fabricados mediante procesos que evitan la acumulación de bacterias durante el tiempo que se mantienen empaquetados, siempre y cuando estos no vengan alterados.

En el caso de los embutidos como el jamón, pepperoni, quesos, etc. debemos ser muy cuidadosos con la manipulación de los mismos, procurando tomar las rebanadas con la ayuda de un tenedor y no con las manos. Una vez abierto el empaque debemos consumir el producto hasta un máximo de dos días después o evitarlo si el empaque tiene alguna apertura por mínima que sea.

Los productos enlatados por su parte también deben ser manipulados de cierta forma. Los tenedores ayudan y en el caso del atún y otros parecidos que por lo general se consumen inmediatamente después de abrirlos, no hay mucho que decir. Sin embargo, en el caso de las verduras debemos evitar su ingesta si notamos que la lata ya ha sido dañada, pues estas cuentan con un recubrimiento de barniz que preserva el producto, aunque puede dañarse incluso ante golpes pequeños. Si al momento de abrir la lata notamos burbujas en el líquido conservador lo mejor es desechar el producto. En caso de que no se consuma completamente deberemos retirarlo del embalaje, colocar en un recipiente limpio y bien cerrado, teniendo hasta un máximo de 3 días para consumir.

Tratamiento

Cuando la intoxicación es leve, podemos demorar hasta dos o tres días con los síntomas, siendo este el tiempo que le toma al cuerpo eliminar los alimentos causantes por completo. No obstante, dependiendo del malestar de las personas será necesario consultar con el médico, independientemente de si ya han pasado más las 48 horas mínimas o no.

Además de ello, hay que prestar atención a todo lo que se come posteriormente a la intoxicación, ya que algunos alimentos, contaminados o no, pueden propiciar a que la enfermedad empeore al punto de causar la muerte de la persona afectada. Sin embargo, esto sólo ocurre en casos aislados, aunque nunca está demás prevenir.

Algunas de las formas más efectivas para tratar las intoxicaciones alimentarias, aliviando los síntomas que aparecen, son:

  • Beber grandes cantidades de agua: Esto se hace con el principal motivo de evitar la deshidratación. En este caso podemos beber zumos de fruta que además de mantenernos hidratados también nos ayudarán a recibir nutrientes que probable no podamos consumir con alimentos sólidos debido al malestar que muchas veces ocasiona la falta de apetito. El agua también es una excelente opción, al igual que los electrolitos orales y las bebidas deportivas.
  • Evitar el consumo excesivo de alimentos: Aunque muchas personas tienden a perder el apetito una vez han sido intoxicados, también es cierto que conforme van pasando los síntomas y el cuerpo se va sintiendo mejor, la ansiedad por comer vuelve antes de darnos cuenta de que no es la mejor manera de sobrellevar la enfermedad. Por esa razón, a medida que nos vayamos recuperando debemos ir introduciendo los alimentos que normalmente consumimos de forma gradual, centrándonos en el consumo de ciertas comidas como los cereales refinados que aunque no son los mejores para cuidar la figura, sí que son más fáciles de digerir. Las frutas como las manzanas y plátanos, carnes magras y verduras como el apio, también son altamente recomendadas. Contrario a ello, debemos evitar alimentos ricos en grasas y azúcares, lácteos, el café, alcohol y tabaco. Quien sabe, quizás esta sea la oportunidad perfecta para dejar de depender de estos productos nocivos para la salud.
  • Cuando las personas infectadas son bebés, niños, adultos o mujeres embarazadas debemos seguir ciertos cuidados especiales, ya que estos tienen una mayor susceptibilidad a la deshidratación debido a los vómitos y diarreas. Ante estos casos lo mejor es acudir con el médico especialista para tomar las medidas necesarias, evitando que el cuadro de enfermedad empeore.

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