Seguramente se trata de una palabra que escuchas a diario, en especial si tienes mucho contacto con personas metidas dentro del mundo del fitness. La Dieta es un concepto que como todo lo relacionado con el ámbito de la salud, está plagado de mitos que le han llevado a ser interpretada de la forma más equívoca posible.
Hoy en día, adoptar a un régimen alimenticio, como también se le suele llamar, supone para una gran parte de la población, someterse a nuevos hábitos en el que el déficit de comida y por ende, el hambre, pasan a formar una parte habitual de la vida diaria. Sin embargo, nada más podría estar alejado de la realidad, y esto se debe principalmente al mal concepto de la palabra. Lo lamentable es que la inadecuada definición de Dieta se ha extendido a niveles tan insospechados, que incluso la Real Academia Española, la define como “Privación completa de comer”, lo que indica la severidad del problema y cómo este debe ser arreglado lo más pronto posible.
Llegando a este punto, lo primero que hay que aclarar es que la definición estricta de Dieta se refiere a los hábitos que una persona ha ido adquiriendo para su alimentación. Grosso Modo, la dieta es alimentarse de una forma u otra sin importar si esta es buena, o mala. Teniendo en cuenta esto, se puede llegar a intuir que existen varios tipos de dieta: las que funcionan para el organismo y las que pueden causar deterioros en la salud del mismo.
Las dietas milagro son un ejemplo de este último grupo, y su popularidad ha aumentado de forma exponencial a pesar de que lejos de ofrecer una alternativas a las personas que buscan mejorar su estado de salud, terminan empeorándolo.
La razón de esto es porque dichas dietas buscan ayudar a la eliminación de grandes cantidades de peso corporal en poco tiempo, lo que supone un cambio drástico en la alimentación, a la que el cuerpo reacciona de forma desfavorable.
La principal base de estas dietas es reducir el consumo calórico a niveles íntimos de manera que se pueda perder mucho peso en cuestión de semanas o en algunos casos, de días. A primera instancia, la idea de eliminar hasta 4 kilos en una semana resulta tentador, sin embargo, el principal problema es que con este tipo de dietas no se elimina únicamente la grasa corporal acumulada, sino que todo ese peso perdido se distribuye también entre los líquidos retenidos y la degradación de la masa muscular.
El principal problema de estas reacciones que al reducir el porcentaje de masa magra (músculo), el cuerpo entra en un estado catabólico que afecta directamente al organismo debido a que este tejido requiere de mucha energía para poder mantenerse. Al no haber músculo, el consumo de calorías requerido para las funciones basales del metabolismo, se ven reducidas significativamente. De modo que si una persona anteriormente necesitaba de 2000 calorías para mantener su peso, a partir de entonces necesitará apenas una 1500 para no acumular grasa.
Y eso no es todo, sino que también ante la falta de combustible, el cuerpo entra en un mecanismo de defensa o estado de emergencia en el que busca llevar al mínimo el consumo calórico. Esto quiere decir, que por sí mismo, ya independientemente del porcentaje de masa magra, el metabolismo se ralentiza para poder ahorrar una mayor cantidad de energías. Lo peor viene cuando por fin se logra perder ese peso extra al cabo de una semanas, en donde probablemente, la persona que ha llevado a cabo este régimen “alimenticio” vuelva a sus hábitos anteriores, consumiendo refrescos embotellados, embutidos, alimentos fritos, comida chatarra, etc. Lo grave del asunto es que como el metabolismo ya ha sufrido muchos cambios desfavorables, empezará a almacenar más grasa, pues en un tipo de dietas como esta última descrita en la que fácilmente se pueden alcanzar las 3000 calorías diarias, será mucho más fácil aumentar el porcentaje de grasa corporal, ya que se estaría consumiendo el doble de las energías necesarias (1500 cal) día tras día.
Esto es lo que se conoce como efecto rebote y no existe porque se trate de una ley obligatoria que todo cuerpo debe sufrir tras “ponerse a dieta”, sino simplemente porque ese tipo de dietas, es decir las dietas milagro, no son planes que puedan sostenerse a largo tiempo, debido a la infame cantidad de alimentos que se ingieren a diario.
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