La diabetes tipo 2 es una enfermedad de preocupación mundial debido a que cada día el número de personas que la padecen aumenta de manera considerable debido a la epidemia de obesidad que se presenta hoy en día en diversos países alrededor del globo.
Para saber por qué se produce la diabetes, debemos entender qué es la insulina. Esta es una hormona que se produce en el páncreas, y que entre sus funciones está la de llevar el azúcar en la sangre, también conocida como glucosa, hasta las células del cuerpo, para poder ser usada como fuente de energía en la posteridad.
El exceso de glucosa o hiperglucemia de forma prolongada lleva a un padecimiento conocido como resistencia a la insulina, que en palabras simples se refiere al hecho de que los adipocitos y las células musculares no responden bien ante esta hormona, por lo que el azúcar deja de entrar en las células, permaneciendo en la sangre y evitando que esta pueda utilizarse como energía.
Una de las principales causas de la resistencia a la insulina se debe principalmente a una mala alimentación, basada sobre todo en el consumo de azúcares o carbohidratos simples que encontramos en la mayoría de la comida disponible hoy en día, tales como los refrescos embotellados, los panes, alimentos congelados, aderezos, pasteles y demás comida chatarra.
La diabetes tipo-II puede llegar a tardar años en desarrollarse y por lo general cuando es diagnóstica, muy probablemente quien la padece sufre de graves problemas de sobrepeso u obesidad, aunque las personas que tienen un peso aceptable no se quedan exentas a ello, especialmente en el caso de los adultos y de personas con predisposición genética a padecerla.
Síntomas de la diabetes tipo-II
Por lo general, los síntomas de la diabetes II no suelen presentarse en un principio, incluso pueden llegar a pasar años antes de que esto ocurra. Esta es la principal razón por la que se le conoce como “La asesina silenciosa”.
No obstante, entre los síntomas más destacados de la diabetes II, podemos encontrar los siguientes:
- Fatiga
- Infección en el riñón, vejiga o la piel
- Mayor tiempo de recuperación al tener una herida
- Episodios constantes de hambre
- Mayor sensación de sed a lo largo del día
- Aumento de la micción
- Visión borrosa
- Hambre
- Pérdida de peso sin proponerselo
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