El debate entre defensores de ambos bandos da para mucho. La biotecnología es la ciencia que está al frente de la cara agradable de los alimentos transgénicos; de forma optimista, aseguran que con estos alimentos se lograrán cubrir las necesidades de los 9 billones de habitantes que se prevé tenga la tierra para el 2050.
A pesar de que los alimentos forman parte de nuestra supervivencia, este tema ha generado sorpresa en diversos escenarios. Los alimentos transgénicos fueron creados con una “buena intención”; proveer de comida a los pueblos más necesitados, por ubicación geográfica, lo cual les impide usar tierras para cultivarla, o porque las tierras no tienen la calidad y condiciones suficientes para trabajarlas.
Los alimentos transgénicos son normales, naturales a la vista, al gusto y al tacto. La diferencia que tienen respecto a los demás, es que vienen de muestras ya modificadas genéticamente en laboratorios. Los problemas en sí mismos que pueden presentar, es que en algunos casos al ser modificados estos alimentos, son combinados con componentes de otros que pueden tener agentes alérgenos, por ejemplo algunos frutos secos como las nueces. Puede que un tomate transgénico haya sido combinado con parte de las propiedades de la nuez, y una persona alérgica a este fruto seco, puede llegar a consumir un tomate tratado sin saberlo, y padecer todos los síntomas por falta de información.
Es por ello que una de las iniciativas de los grupos que supervisan este tipo de alimentos, es pedirle a las industrias que identifiquen y etiqueten a los productos que tienen origen transgénico, para evitar que las personas alérgicas a cualquiera de estos componentes, pueda prevenir un daño innecesario.
Alimentos transgénicos pros
Es innegable que existen factores que impulsan el desarrollo de alimentos transgénicos que se sobreponen a los posibles riesgos de salud; una porción de estos factores son comerciales y la otra porción son factores más nobles y de compromiso con la humanidad. Las metas más marcadas del desarrollo y comercialización de alimentos transgénicos es primeramente que sean de fácil cultivo, que requieran pocos recursos y que sean resistentes a las plagas; más que hacer económica su producción, también se trata de que pueda producirse a gran escala para abordar problemas graves como las hambrunas.
Hablando ya de los alimentos transgénicos como medida de disminución del hambre, son más las pruebas de que esto no se está logrando que las que afirman que sí se está cumpliendo. Veamos, ya van 20 años desde que se están realizando los cultivos de alimentos transgénicos. Hasta el momento, no hay pruebas relevantes que demuestren una disminución del hambre. De acuerdo con diversas fuentes que desaprueban el cultivo de alimentos transgénicos, hay varias razones para dejar de defenderlos, que se listan a continuación.
Alimentos transgénicos puntos en contra
La FAO ha demostrado que en el mundo ya se producen suficientes alimentos como para cubrir las necesidades de todos en el mundo. Así que no se trata de cantidad, sino de distribución; la pobreza y la exclusión son factores que determinan el acceso de los pueblos a los alimentos que necesitan; al no poder contar con tierras, al no tener los recursos, al no poder tener representación de autoridades efectivas y eficientes. En fin, el hambre termina siendo consecuencia de la exclusión y la pobreza.
Más alarmante aún es que los alimentos que se cultivan con tecnología de transgénesis no son utilizados para alimentos de consumo masivo como cereales, sino más bien para fabricación de otros rubros; ganadería, vehículos e incluso para hacer ropa.
Al contrario de la idea original de brindar alimentos y mayor calidad de vida a los pueblos más pobres, en casos como el de Brasil, se ha notado que los llamados “desiertos verdes” son aquellos donde la tierra se destina a ser cultivada por grandes empresas de transgénicos, y desplazan a los habitantes naturales que habían en ella, obligándoles a iniciar otras formas de vida lejos de allí.
Se afirmaba que implementar los cultivos transgénicos no iba a dañar ningún otro tipo de cultivos, puesto que podían convivir normalmente. Sin embargo, estos detractores señalan que es falso que los agricultores puedan decidir si usar cultivos transgénicos u orgánicos, puesto que una regla fundamental de la biología es que las especies que están juntas acaben por cruzarse entre ellas. De esta forma, los cultivos transgénicos terminan contaminando a los cultivos ecológicos.
Transgénicos, una ciencia que no triunfa
Es importante señalar que los transgénicos reposan en muy pocas empresas, tales como Monsanto, Dupont, Syngenta, Bayer, BASF y Dow, las cuales lideran la mayor parte de las investigaciones y patentes de este rubro, llegando a acaparar hasta el 60% del mercado mundial de las semillas, así como curiosamente controlan casi el 80% de la industria de los agroquímicos. Pareciera que los alimentos transgénicos sólo acarrean riesgos para la salud y la colaboración con todo un sistema que va en detrimento de los ecosistemas y sociedades saludables.
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