La creencia en las pruebas de embarazo caseras

En un principio, el embarazo suele ser una etapa aterradora para muchas mujeres, al grado de recurrir a métodos poco ortodoxos para saber si en realidad están embarazadas o no, en cuanto muestran un retraso en su período menstrual, luego de sostener relaciones sexuales. Son las conocidas pruebas caseras, métodos que por alguna razón han demostrado su eficacia a lo largo de los años, a pesar de no tener resoluciones científicas que mencionen el por qué de sus éxitos.

Y así como muchas personas se aferran demasiado a la efectividad de estas pruebas, hay quienes por el contrario, las rechazan rotundamente por su falta de carácter científico. Independientemente de ello, la prueba definitiva se observa a través del cuerpo, y es que durante el embarazo se desencadenan una larga serie de cambios a nivel hormonal que afectan al estado físico y psicológico de la mujer. El más claro ejemplo es el crecimiento de la zona abdominal, acompañado también de los repentinos cambios de humor, el cansancio y durante las primeras semanas, náuseas y vómitos recurrentes.

Pero ojo, que en muchas ocasiones, el inmenso temor que se le puede tener al hecho de gestar una vida dentro del cuerpo propio, puede crear estos síntomas de forma psicológica, aún sin estar embarazada.

La prueba del péndulo, la prueba del aceite, son solo algunos ejemplos de estas pruebas. Incluso se tiene el conocimiento que hace años, en las zonas rurales, las mujeres depositaban una pequeña muestra de orina sobre la piel de algún sapo y esperaban o no, un cambio en la pigmentación del mismo para tener un resultado positivo o negativo, respectivamente, pero eso como decíamos anteriormente, no son métodos con bases científicas que puedan resultar 100% convincentes.

A día de hoy, las pruebas de embarazo químicas que se suelen adquirir fácilmente en las farmacias son los métodos, podríamos decir… “caseros” más simples y confiables a nuestra disposición. Aunque claro, también es viable y quizás un poco más costoso, pero aún más seguro, los análisis clínicos que se realizan a través del médico ginecólogo.