La dieta cetogénica se ha convertido en una fiebre dentro del mundo del fitness, tal como lo fue el running en su tiempo. Y es que desde hace algunos años, y gracias a múltiples estudios científicos, mucho se ha estado hablando acerca de como seguir un régimen nutricional de este tipo puede llevarnos a perder grandes cantidades de grasa, incluso mayores a las perdidas en una dieta alimenticia con déficit calórico.
Y aunque el principal beneficio de seguir una dieta cetogénica es el de eliminar el excedente de tejido adiposo, lo cierto es que puede llegar a aportarnos otras ventajas a nuestro organismo, llevándonos a tener un mejor estado de salud que a continuación te comentamos.
1. Ayuda a eliminar una mayor cantidad de grasa visceral
La grasa subcutánea, como su nombre lo indica, se encuentra bajo la piel y es la que más se nota en personas con sobrepeso. Por otra parte, existe también otro tipo de grasa que se puede almacenar en el cuerpo y es conocida como la grasa visceral que es la que se oculta dentro de la cavidad abdominal y que se encarga de proteger los órganos. A simple vista, este tipo de grasa no es visible, por lo que incluso una persona delgada puede llegar a tener grandes reservas de este tejido sin saberlo.
Tener un mucha grasa visceral puede incrementar los factores de riesgo a la salud como provocar inflamación en la zona, aumentar la resistencia a la insulina y el riesgo de padecer enfermedades coronarias o diabetes.
La razón por la que es importante saber esto se debe a que el lugar en el que se almacenan las grasas determina cómo se verá afectada la salud.
Aquí es donde entra en juego la dieta cetogénica, pues según múltiples estudios, estas también son eficaces para reducir la grasa de la zona intraabdominal, que es precisamente la que mayores daños puede ocasionar al organismo.
2. Ayuda a reducir los niveles de triglicéridos y aumentar los de HDL (Colesterol bueno)
El consumo excesivo de comida chatarra puede llevar a un aumento considerable del colesterol malo, lo que da paso a la formación de triglicéridos y por ende, aumentando el riesgo de sufrir enfermedades como la arteroesclerosis o un infarto al miocardio.
Durante mucho tiempo se ha creído que uno de los principales causantes del aumento en el número de triglicéridos en la sangre, es el consumo excesivo de grasas, sin embargo, estudios más recientes han encontrado que son las dietas altas en carbohidratos, especialmente aquellas que contienen altas cantidades de fructosa las que desenvuelven un papel mucho más importante en este tipo de problemas.
De hecho, también se ha determinado que en algunas ocasiones, las grasas pueden elevar los niveles de triglicéridos.
Por su parte, encontró de la mismas frma que para reducir los niveles de triglicéridos es necesario tener un mayor consumo de HDL, es decir, colesterol bueno, una lipoproteína que se encarga de llevar el colesterol de la sangre hacia el hígado para que este pueda ser eliminado y volver a sintetizarse para cubrir los requerimientos vitales del organismo.
Tener niveles más altos de LDL (colesterol malo) que de HDL, eventualmente desencaderá enfermedades coronarias, por lo que siempre es más conveniente que la balanza se incline a favor del LDL. La manera más efectiva de lograr esto es siguiendo una dieta alta en grasas, específicamente en ácidos grasos Omega 3 que podemos encontrar en algunos alimentos como el aguacate, las nueces o el aceite de oliva.
3. Ayuda a reducir los niveles de azúcar en la sangre
Tal y como se explica en el artículo principal sobre la dieta cetogénica, las dietas actuales están prácticamente compuestas por carbohidratos que a su vez están conformados por moléculas de glucosa que el cuerpo utiliza como fuente de energía principal para llevar a cabo sus actividades diarias.
La glucosa en grandes cantidades puede llegar a ser perjudicial para el cuerpo, por lo que entre más sea la ingesta de carbohidratos, mayor será la presencia de glucosa en la sangre y por tanto, mayor deberá ser la producción de insulina para luchar contra el posible shock ocasionado a causa del azúcar en exceso.
Sabemos que la insulina es necesaria para controlar ciertas funciones del cuerpo, tales como convertir los carbohidratos de la dieta en fuente de energía, sin embargo, cuando esta se produce a niveles altos durante un tiempo prolongado, el cuerpo tiende a desarrollar una resistencia hacia la misma, de manera que cada vez necesitará producir más para paliar los elevados índices de glucosa.
La insulina en cantidades significativas no sólo retrasa el uso de las grasas como combustible para el cuerpo, sino que también contribuye a que se desarrollen enfermedades como la diabetes tipo 2, que se ha convertido en un problema bastante grave a nivel global que ocasiona la muerte de millones de personas luego de varios años de llevar una calidad de vida deplorable.
La dieta cetogénica juega un papel importante en este tipo de situaciones, pues al tratarse de un régimen alimenticio que no requiere del consumo de grandes cantidades de carbohidratos, no necesita de la producción de insulina, lo que evita su resistencia y por ende, la aparición de enfermedades.
Algunos estudios indican que una dieta cetogénica es mucho más efectiva para el control de la diabetes que una dieta tradicional baja en calorías.
4. Ayuda a disminuir los desórdenes cerebrales
La ciencia nos indica que existen ciertas partes del cerebro que únicamente pueden alimentarse a través del uso de la glucosa, por lo que en estos casos es necesaria la intervención del hígado para convertir las proteínas en esta fuente de energía cuando el cuerpo se encuentra sin reservas.
Por otro lado, también hay porciones del cerebro que son capaces de usar las cetonas como fuente de energías, las cuales se forman en las dietas bajas en carbohidratos y altas en grasas, es decir, en las dietas cetogénicas.
Utilizando esto como base, se han llegado a desarrollar estudios en donde los pacientes con epilepsia refractaria siguen un plan de alimentación cetogénico como parte del tratamiento, y al parecer es un método que ha mostrado resultados positivos desde sus primeras aplicaciones en 1921.
Actualmente, la utilización de las dietas cetogénicas han comenzado a tener sus primeras pruebas en pacientes que sufren de Alzheimer y Parkinson.
5. Ayudan a combatir los síntomas del síndrome metabólico
El síndrome metabólico es un desorden en el metabolismo que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades coronarias como infartos al corazón o la diabetes de tipo 2. Cuando se habla de este padecimiento no todos los médicos están de acuerdo acerca de cómo se desarrolla, ni tampoco en si esta debe ser la forma ideal de denominarlo, sin embargo, muchos asocian a su aparición con la resistencia a la insulina, por lo que personas que llevan una alimentación alta en carbohidratos son más propensos a padecer de ello.
Claramente, las dietas cetogénicas son la mejor forma de luchar contra esta enfermedad, pues los estudios han demostrado que seguir un plan de este tipo puede llevar a la eventual desaparición de todos los síntomas causados por el síndrome metabólico, los cuáles son:
- Hipertensión arterial
- Niveles altos de azúcar en la sangre
- Niveles altos de triglicéridos en la sangre
- Niveles bajos de HDL, colesterol bueno
- Acumulación excesiva de grasa visceral
Y también… los efectos secundarios de la dieta cetogénica
Sin embargo, como bien dicen por ahí, no todo lo que brilla es oro y la dieta cetogénica no se salva de este dicho, pues no está exenta de producir efectos secundarios en quienes la llevan a cabo.
No obsatnte, aquí hay que aclarar que estos efectos bajo ningún motivo deben ser considerados como problemas de serios de salud, ya que se desencadenan a causa de la adaptación del cuerpo que debe lidiar con la falta de carbohidratos, al mismo tiempo que la ingesta significativa de lípidos obliga al organismo a producir nuevas enzimas que se encargan de metabolizar la grasa para utilizarla como principal fuente de energía.
Estos efectos pueden durar de 1 a 2 semanas, dependiendo del tipo de alimentación previo. Entre más carbohidratos se consumiesen con anterioridad más fuertes y prolongados serán los síntomas.
- Cansancio excesivo o fatiga
- Dolores de cabeza
- Mareos
- Constipación
- Ansiedad por el consumo de carbohidratos
- Falta de fuerza y resistencia cardiovascular
- Poliuna (mayor frecuencia en las ganas de orinar)
- Hipoglucemia reactiva
Tal y como se indica en el listado, la pérdida de fuerza y resistencia cardiovascular se harán presentes durante el período de adaptación a un estado de cetosis, por lo que se espera una baja en el rendimiento por parte de las personas que realizan alguna actividad física. Para paliar este tipo de problemas será necesario consumir una mayor cantidad de proteínas.
También hay que tener en cuenta que una dieta cetogénica, con el fin de que la transición sea mucho más efectiva y menos nociva para el paciente, debe hacerse de forma paulatina, reduciendo la ingesta de carbohidratos poco a poco, semana tras semana, hasta llegar al límite mínimo de acuerdo a las características de cada individuo.
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