“El estrés engorda”. Esa fue la conclusión de un estudio publicado en la revista “Psiquiatría Biológica”, en el que se descubrió que vivir situaciones estresantes antes de consumir alimentos altos en grasa propicia a la ralentización del metabolismo, de forma que a la larga, esto se convierte en un problema que debe tomarse en cuenta, pues ocasiona el aumento de 5 kilos de peso, especialmente en mujeres.
Durante el estudio, las mujeres que participaron experimentaron situaciones de estrés, lo que les llevó a quemar 104 calorías menos que las mujeres no estresadas, siete horas después de haber consumido una comida rica en grasas.
Y si bien esta cantidad puede parecer insignificante a primera instancia, en un año, estas 104 calorías diarias se traduce en una ganancia de 5 kilos de grasa corporal al cabo de 365 días.
Las personas que se sometieron a estrés también se vieron afectadas al momento de oxidar las grandes moléculas de grasa, evitando que estas se transformaran en moléculas más pequeñas que normalmente se utilizarían como combustible, almacenándose en el cuerpo.
Por otra parte, diversos estudios también han demostrado que quienes experimentan estrés y otros trastornos del estado de ánimo, se ven propensos a padecer de obesidad. La razón principal se debe al consumo excesivo de comidas con altos índices de grasas y azúcares.
Aunque la depresión por sí sóla no tiene algún efecto ya sea negativo o positivo en el funcionamiento del metabolismo, al combinarse con situaciones estresantes previas, conducen al consumo elevado de triglicéridos, que aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
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