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6 mitos del fitness que van a estropear tus progresos

¿La grasa se endurece con los ejercicios de fuerza? ¿Los abdominales ayudan a quemar la grasa de la panza? Vamos a eliminar estos mitos.

No cabe duda que vivimos en una sociedad donde el estilo de vida es sumamente sedentario, siendo una de las principales razones el hecho de que la mayoría de los trabajos actuales requieren de permanecer sentado durante varias horas a lo largo de toda la jornada laboral.

A pesar de ello, también hemos podido apreciar como cada vez es mayor el número de personas que se ha iniciado en el mundo del fitness para poner solución a los graves problemas de obesidad que se registran hoy en día a nivel mundial.

No obstante, uno de los problemas más comunes que giran en torno a la actividad física, es que el mundo del fitness está plagado de grandes mitos que se han ido propagando a lo largo de muchos años, producto de la desinformación de la gente que no se molesta en reeducarse para darse cuenta que lo que hasta hace algunos años era aceptado por la ciencia, hoy en día no tiene mucha validez.

Por esa razón, hoy vamos a hablarte acerca de 6 mitos muy frecuentes dentro del mundo del fitness que podrían estar entorpeciendo tus progresos y alejándote de tus objetivos. Toma nota, conócelos y evítalos para que tú y tus conocidos puedan llevar sus ganancias a niveles insospechados como debería de ser.

1. La grasa se endurece con los ejercicios de fuerza

Este es uno de los mitos más conocidos y también de los más absurdos. Durante muchos años se ha creído que realizar entrenamientos con pesas no es recomendable si se padece de obesidad, ya que esto sólo llevaría a que la grasa se haga más dura y por tanto, sea más difícil de eliminar en el futuro.

Este mito se basa en la idea de que muchos atletas de élite, principalmente los que practican halterofilia, por lo general tienden a desarrollar cuerpos bastante fuerte, pero al mismo tiempo con porcentajes de grasa corporal que rondan la obesidad. Sin embargo, hay que entender que la razón de este cuerpo tiene fines estratégicos, ya que para poder levantar grandes cargas de peso, además de la fuerza bruta, también es necesaria la intervención de la insulina que suele estar muy presente en personas que padecen de sobrepeso.

Además de ello, los halterófilos siguen una dieta alta en calorías a lo largo de su carrera, por lo que con el paso del tiempo es normal que tiendan a acumular grasas. Esto significa que una persona puede perfectamente entrenar con pesas, manteniendo un porcentaje de tejido adiposo adecuado, siempre y cuando lleve una alimentación balanceada. Así que no, la grasa no se endurece, simplemente que al haber una mayor cantidad de masa muscular por debajo de esta, comienza a tener un aspecto diferente, pero es algo que puede solucionarse al seguir un alimento con déficit calórico.

2. El agua con azúcar para eliminar las agujetas

Finalizamos el entrenamiento y la fatiga muscular no se hace esperar, en seguida, el cansancio es uno de los principales síntomas de que hemos entrenado por lo que un buen descanso es recomendable para iniciar el proceso de recuperación.

Sin embargo, al día siguiente, lejos de mostrar una mejora en los músculos, parece que el dolor ha empeorado y principalmente, cuando la musculatura no está acostumbrada a realizar ejercicios de alta intensidad (sobre todo en las primeras semanas de entrenamiento), aparecen los dolores post-entrenamientos conocidos como agujetas.

Estas agujetas dejan una sensación de dolor sordo y que se hace más notorio cuando movemos aunque sea un poco los músculos trabajados en la sesión anterior. Para evitar esto, muchas personas recomiendan tomar agua con azúcar; una solución que sinceramente, no tiene el más mínimo sentido.

Debemos entender que las agujetas aparecen debido a que con los entrenamientos de fuerza las fibras musculares, literalmente se rompen, ocasionando pequeñas heridas que posteriormente deben ser reparadas, lo que llevará a que eventualmente, el dolor desaparezca. Pero, ¿cómo se reparan estas fibras? A través del correcto descanso y la síntesis de proteínas, por lo que consumir alimentos ricos en este macronutriente es el principal paso a seguir para deshacernos de las agujetas.

Ah, y también podemos tomar algún analgésico, aunque esto no será una solución al problema, sino una manera de inhibirlo. Claramente, el agua con azúcar no sirve, así que mejor ahorrarse esas calorías sin sentido.

3. Para quemar grasas hay que hacer más ejercicio

Conoces el dicho “mientras más, mejor” y posiblemente (o no), creas en ello, pero lo cierto es que se ha comprobado una y otra vez que todo en exceso es malo, por lo que hacer más no siempre va a traernos resultados positivos y esta regla universal también aplica en el ejercicio (o si no, no sería universal).

Muchos creen erróneamente que mientras mayor sea la cantidad de ejercicio realizada, mayor será el número de calorías quemadas. Que sí, eso es un hecho, pero esto no significa que sea lo más óptimo. El ejercicio, al ser un tipo de actividad que demanda de mucho esfuerzo, practicarla en exceso puede resultar contraproducente para la salud, ya que los músculos, al ser llevados hasta el límite se ven más susceptibles a sufrir alguna lesión. Debido a ello, hacer más ejercicio no significa que vayamos a quemar más grasas, sino que simplemente nos haremos más propensos a lesionarnos.

Teniendo en cuenta esto, podemos deducir que al momento de involucrarnos en alguna actividad física, lo mejor es seguir un plan de entrenamiento acorde a nuestras necesidades y capacidades, lo que sin duda nos traerá mayores beneficios. Bien dicen por ahí que no importa la cantidad, sino la calidad.

4. Si no sudo, no estoy quemando calorías

Otro de las creencias más erróneas que la gente tiende a creer es que el sudor es un indicativo de las calorías que quemamos. De hecho, no es nada raro ver a gente que suele acudir al gimnasio o salir a correr con cantidades ridículas de ropa para propiciar a que el cuerpo sude más.

Vamos a ver, que primero debemos entender que la grasa no se quema a través del sudor como también se cree, por lo que la cantidad de agua excretada durante la actividad física no equivale a las calorías quemadas en la misma.

La razón por la que sudamos al hacer ejercicio se debe a que el cuerpo eleva su temperatura corporal, por lo que para su regulación es necesario abrir los poros de la piel a través de los cuales también se expulsan los líquidos eliminados. Que sí, podemos decir que sudar es un indicativo de qué tan intenso estamos trabajando, pero no nos dice cuántas calorías estamos quemando.

Así que ya lo sabes, el hecho de colocarte mil y un sudaderas encima cuando visitas el gimnasio no te ayudará a gastar más calorías y, ciertamente, puede resultar contraproducente, ya que se interfiere con la ventilación corporal, además de que el sudor en exceso puede llevar a la deshidratación y todos los problemas que con ello aparecen.

5. Beber agua durante el ejercicio causa dolor

Es probable que durante tus entrenamientos hayas sentido un ligero o punzante dolor dentro de la zona abdominal, especialmente en la parte izquierda del mismo. Esta sensación es conocida como flato y lo cierto es que suele ocurrir más a menudo de lo que piensas, incluso los deportistas de élite suelen sufrirlo de vez en cuando.

Pero, ¿a qué se debe el flato? Lo cierto es que incluso la ciencia no ha podido encontrar una razón específica por la que este dolor aparezca a medio entrenamiento. aunque algunos científicos y conocedores del tema apuestan a que su principal motivo se debe al aumento de presión sobre el diafragma al momento de respirar. No obstante, otros creen que se debe al hecho de beber agua durante la sesión.

De entrada, vamos a aclarar que este es un completo mito y que una de las principales medidas para rendir al máximo durante toda la rutina es beber agua, pues de esta forma evitamos la deshidratación, eso sí, hacerlo con exceso es malo.

El flato, por su parte, puede evitarse de múltiples formas que incluyen desde mejorar nuestra técnica de ejecución hasta cambiar la manera en la que nos alimentamos. Si quieres sabes más acerca de este tema, puedes leer nuestro respectivo artículo sobre el flato.

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6. Los abdominales ayudan a quemar la grasa de la panza

50, 60, 100, 200… son números que se escuchan con mucha frecuencia dentro de los gimnasios, especialmente por parte de las personas que luchan desesperadamente para eliminar la grasa de la panza mientras cuentan sus abdominales.

Esta creencia se ha popularizado bastante dentro y fuera de la comunidad del fitness y lo cierto es que se trata de un mito que no va aportarnos el beneficio que estamos buscando. Los abdominales en sí, son ejercicios que sirven para trabajar la musculatura del core, por lo que hacer más y más en cada entrenamiento no nos ayudará a eliminar la grasa ahí acumulada, sino más bien a construir un abdomen con más fuerza.

Vamos, que quemar grasa localizada es imposible. Cuando se trata de perder tejido adiposo se va haciendo de manera proporcional en todo el cuerpo, por lo que por más que hagamos un ejercicio sobre cierta zona, no vamos a limitarnos a quemar únicamente la grasa que ahí se encuentra. Para poder obtener verdaderos resultados, es importante tener un déficit calórico, es decir, consumir menos energías de las necesarias para que el organismo pueda aprovechar las que tenemos acumuladas.

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