Una de las controversias más debatidas dentro del mundo del fitness está directamente relacionada con el consumo de proteínas en polvo por parte de los atletas. Y es que muchos creen erróneamente que ingerir este tipo de productos es tan malo como recurrir al uso de esteroides para propiciar el crecimiento muscular.
Claramente esto se trata de una creencia errada, pues a diferencia de los esteroides, las proteínas conforman parte de la dieta de cualquier persona, sin importar si practica algún deporte o no, ya que se encuentran disponibles a través de alimentos naturales como la carne y algunos vegetales. Por su parte, la proteína en polvo, si bien se trata de un producto industrial por llamarlo de alguna forma, esto no le quita ningún tipo de beneficio en comparación a la proteína natural, sino todo lo contrario, pues los grandes fabricantes utilizan procesos específicos para mejorar su biodisponibilidad, permitiendo que sean mucho más efectivas a la hora de mostrar resultados..
Es un hecho que el consumo de proteína en polvo o batidos de proteína es obligatorio para cualquier atleta avanzado que practica levantamientos de pesas, ya que de lo contrario sería simplemente imposible obtener la ingesta diaria recomendada de este macronutriente, haciendo que cualquier tipo de objetivo sea inalcanzable.
¿Qué dice la ciencia acerca de las proteínas en la dieta?
Pero esta controversia no se limita hasta este punto, pues algunos más creen que las dietas hiperproteicas, es decir, aquellas con grandes cantidades de proteínas, podrían desencadenar efectos adversos a la larga, tales como fallos renales. ¿Pero qué tan cierto es esto? Para obtener una respuesta hay que recurrir a la ciencia y no simplemente sacar conclusiones a partir de las creencias populares o el conocimiento empírico.
Por lo general, una persona que ha levantado pesas por años, debería consumir un promedio de 2 gramos de proteína por cada kilogramo de peso corporal. Esto quiere decir que por ejemplo, un hombre de 80 kg debería ingerir hasta un total de 160 gramos de proteína al día para poder seguir progresando con sus entrenamientos musculares. 160 gramos parece un mundo de diferencia si lo comparamos con lo recomendable para un sujeto común que debería consumir entre 1 y 1.2 gramos de proteína por cada kilogramo de peso, por lo que en este caso, pensar 80 kilogramos sin llevar a cabo algún tipo de entrenamiento previo, equivaldría a unos 96 gramos de proteína diariamente.
Entonces la pregunta queda en el aire, ¿esos 64 gramos extra podrían causar algún efecto adverso? No hay forma de llegar a alguna conclusión específica, pues cada cuerpo actúa de diferente forma, no obstante, los estudios mostrados a continuación se basan en pruebas realizadas a grandes grupos de personas sin presedentes médicos de problemas renales y/o hepáticos, así que en teoría, sí es posible obtener resultados aproximados.
Una de las publicaciones más conocidas es la llevada a cabo por Poortmans Jr, en los que se estudió los efectos de una dieta basada en el consumo de 2.8 g de proteína por kg de peso corporal, que supera por mucho a la cantidad recomendada para los atletas de culturismo. Durante este tiempo se observaron algunas reacciones como el aumento en los niveles de ácido úrico, pero a pesar de ello no se registraron alteraciones en las funciones renales. No obstante, sí se vio favorecido el balance de nitrógeno en el cuerpo, que indica la ganancia o pérdida de masa magra, que aumentó hasta los 1.26g/kg de masa corporal.
Por otra parte, un estudio publicado en el JISSN (Journal of the International Society of Sports Nutrition) llegó a la conclusión de que la restricción del consumo de proteínas podría ser de hecho, el principal causante de fallas renales a edades avanzadas, por lo que no habría ningún motivo para disminuir la ingesta con el fin de proteger el riñón.
«La restricción proteica no impide la disminución de la función renal con la edad y, de hecho, es la principal causa de esa disminución. La mejor manera de prevenir la disminución sería aumentar la ingesta de proteínas. No hay razón para restringir la ingesta de proteínas en individuos sanos con el fin de proteger el riñón».
¿Qué quiere decir esto?
Evidentemente, el consumo de proteínas, incluso por encima de lo recomendado no sería la causante de desencadenar problemas renales, siempre y cuando estas no se suministren en personas que ya padecen de este tipo de enfermedades.
Y eso no es todo, pues tampoco se encontró alguna relación entre la ingesta de proteínas y la elevación de la presión sanguínea.
Consumir 2 gramos de proteína por cada kilogramo de peso resulta beneficioso, siempre y cuando el cuerpo esté preparado para poder utilizar esa cantidad, ya que de lo contrario lo que sí sería posible, es la acumulación de grasas debido a las calorías extra. De ahí la razón por la que hay una diferencia entre la dosis recomendadas para un atleta y para un sedentario.
A pesar de todo ello, hay que tener en cuenta nuevamente que los estudios enlazados anteriormente basaron sus conclusiones dentro de ingestas sostenibles y en ningún caso llegaron a cantidades excesivas como la ingesta de 3 o 4 gramos por cada kilogramo de peso, que sí podrían ocasionar daños renales. Aclarar esto también resulta importante porque todavía hay personas que creen que consumir más proteínas (fuera de lo requerido) ayudará a ganar más masa muscular, cuando en realidad, uno se vuelve más susceptible a desarrollar resistencia y por supuesto, un aumento en los niveles del tejido adiposo, gracias a esas calorías adicionales. Hay que recordar que cada kilogramo de proteína aporta un total de 4 kcal.
yo soy deportista y veo fundamental la proteína, suelo hacer carreras largas de casi dos horas y esto me exige alimentarme bien. Trato de comer proteína animal sana como el jamón york, el de pavo, un filete de ternera de vez en cuando, atún , queso, huevos, etc. Además me suelo llevar una barrita de proteína para tomar después del entrenamiento y recuperarme mejor, hay unas muy buenas en mercadona que están a buen precio y son de la marca enervit que es famosa en Italia entre los deportistas.