¿Sabías que el desayuno es la comida más importante del día? Quizás ya has escuchado esta frase en más de una ocasión, ya sea a través de la televisión, la radio o cualquier otro medio comunicativo, pero a pesar de ser tan popular y ser mencionada de forma tan frecuente, no son muchos los casos en los que se explica la razón de esto y por qué es que desayunar debe ser más considerado que la cena o la comida de la tarde.
Actualmente vivimos en una sociedad en la que las tareas diarias, ya sea el trabajo o la escuela, que por lo general se llevan a cabo en las mañanas de cada día, impiden seguir una dieta adecuada donde el desayuno suele ser el más afectado, ya sea por la falta de tiempo o por la incapacidad de la mayoría de las personas para comprender sus beneficios, o porque creen que de esta forma se propicia a una mayor quema de grasas, lo que resulta totalmente ERRÓNEO. Y es que a pesar de la facilidad con la que se puede tener acceso a la información, gracias a poderosas herramientas como lo es el internet, todavía hay quienes creen que no desayunar es una alternativa bastante viable para perder esos kilos de más, sin tener en cuenta que en realidad, el organismo resulta perjudicado, y seguir esta práctica frecuente y prolongadamente, es la responsable de desencadenar enfermedades como debilidad, indisposición, fatiga, ansiedad, catabolismo muscular, metabolismo estancado y un largo etcétera más.
Los beneficios del desayuno
Para no hacer el cuento largo o dramático, basta con mencionar algunos de los principales motivos por los cuales es que el desayuno debe ser la prioridad de cada mañana.
- Ayuda a reponer las energías del cuerpo: Por lo general, una dieta saludable indica que las cenas deben llevarse a cabo por lo menos tres horas antes de ir a dormir o que no debe contener demasiadas comidas/calorías para permitir su correcta digestión y no interferir con el descanso de la noche. Dicho esto, se entiende que las pocas energías que el cuerpo recibe antes de acostarse, se utilizan para regular las funciones esenciales del mismo como lo son respirar, mantener la actividad cerebral, etc. Entonces, por norma común, a la mañana siguiente, el cuerpo se mantiene con una mínima reserva de energías que deben reabastecerse para poder iniciar el día al máximo y rendir en las labores diarias al 100%.
- Propicia a la pérdida de peso: Precisamente, el desayuno es ideal para la quema de grasas. Contrario a lo que muchos creen, saltarse el desayuno no es una forma adecuada para eliminar esa grasita acumulada con el paso del tiempo. Y es que el cuerpo está programado para defenderse antes las adversidades de cualquier tipo. El ayuno es una de ellas, y cuando se realiza de forma constante, el cuerpo entra en un mecanismo de defensa que evita que las energías acumuladas se utilicen a diestra y siniestra. En palabras más sencillas, ayunar frecuentemente propicia a la desaceleración del metabolismo, llevando a que las energías consumidas en el resto del día sean almacenadas como grasa, evitando que sean aprovechadas adecuadamente, lo que conduce a la obesidad y otras enfermedades relacionadas por la misma.
- Incentiva a tener mejores hábitos alimenticios: Un buen desayuno es lo mejor que se puede hacer para desarrollar mejores hábitos a la hora de comer, y es que con ello se logra regular el hambre a pequeños lapsos de tiempo, evitando el consumo de alimentos chatarra entre cada comida, siendo esta una de las razones más comunes por las que se desarrolla el sobrepeso.
- Ayuda a la ganancia de masa muscular: Aunque no sea un objetivo común, se ha comprobado que tener un sistema muscular en buenas condiciones es el primer paso para tener una mejor salud. La ganancia de masa muscular no necesariamente se refiere al desarrollo de músculos al nivel de un fisicoculturista. Una persona que tiene músculos sanos (ni qué decir de aquellas con los músculos más voluminosos) es más propensa a quemar más grasa, debido a que el músculo es un tejido que requiere de una cantidad mayor de energías para poder mantenerse en el cuerpo.
- Mejora el rendimiento intelectual: Esto es así porque además de las energías proporcionadas, también se reciben nutrientes esenciales, de los cuáles el cerebro aprovecha una gran cantidad para maximizar su rendimiento, mejorando la concentración, memoria, etc.
- Mejora el estado de ánimo: Principalmente porque así, se evitan episodios de ansiedad y estrés ocasionados por el hambre que podría aparecer en las horas siguientes y que es muy difícil combatir, especialmente si encuentra en horas de trabajo o de escuela, en las que resulta casi imposible tener un permiso únicamente para desayunar.
Y así como estos, se pueden encontrar muchos más beneficios; sin embargo, se debe tener en cuenta que el desayuno también debe ser equilibrado, ya que una taza de café y un puñado de cereales de caja no van a contribuir en ninguno de estos puntos.
El desayuno perfecto
Es entendible que debido a los diferentes estilos de vida de cada persona, el cuerpo tiene requerimientos totalmente diferentes si se compara con otro. No obstante, hay algunos puntos en común que pueden encontrarse en el desayuno perfecto y que a continuación se presentan.
Un desayuno balanceado y saludable, debe ser:
- Rico en proteínas: Las proteínas se relacionan principalmente con la ganancia de masa muscular y en algunos casos, su temor (debido a la falta de información) es tan grande que muchas mujeres tienden a evitarlas porque creen que consumiéndolas llegarán a desarrollar brazos como los de Arnold Schwarzenegger en su época dorada. Sin embargo, esto es totalmente equívoco; las mujeres no tienen esa capacidad debido a su escasa producción de testosterona (pero ese es tema para hablar a fondo en otro artículo). Lo que quiero decir en realidad, es que las proteínas, además de contribuir a la ganancia de masa magra, también adelantan y prolongan la sensación de saciedad ya que por su densidad, propician a que la comida sea más pesada, lo que lleva a que el cuerpo se sienta lleno antes de lo normal. Además, esta sensación se puede prolongar hasta por varias horas, evitando la ingesta de alimentos chatarra en destiempos.
- Rico en carbohidratos: Los carbohidratos de absorción lenta o carbohidratos complejos son indispensables en cualquier desayuno, ya que estos ayudan a que el cuerpo reciba energía a lo largo de las horas para poder estar al 100% en las actividades restantes del día. Por otra parte, los carbohidratos simples o azúcares no son muy recomendados a menos claro, que el desayuno sea pre-entrenamiento, en donde la se requiere de energía inmediata para poder llevar a cabo la sesión de ejercicios de forma correcta.
- Rico en grasas saludables: Al igual que sucede con los carbohidratos, las grasas se dividen en dos tipos: Grasas sanas y grasas malas. Las grasas sanas o también llamadas grasas insaturadas, aportan elementos como aceites esenciales Omega 3. 6 y 9 que ayudan a reducir los niveles de colesterol en la sangre, mejorando la salud del sistema circulatorio y cardiovascular, al mismo tiempo que se mejora el metabolismo y por tanto, se induce a la quema de grasas.
Aunque queda implícito, el desayuno perfecto debe estar libre de alimentos que utilizan educolarantes como los refrescos de botella y jugos procesados, además de otros productos entre los que destacan las frituras, aderezos pesados, carnes con alto contenido en grasas, etc.
No es por contradecir ni infravalorar el articulo.. pero de los 6 puntos expuestos hay estudios científicos los cuales demuestran, sin entrar más en materia, que el ayuno es más efectivo para cada uno de los casos que el desayuno! 🙂