La salud mental no es una palabra que escuchamos de manera muy frecuente en la vida cotidiana, aunque sí que suele estar muy presentes en los libros de superación personal y la realidad es que su constante mención se debe a que forma parte de una práctica ancestral destinada a curar el cuerpo, la mente y el alma.
Este estado puede ser alcanzado a través de la práctica de disciplinas como el yoga o la meditación, que son actividades que llaman a la calma interna, permitiendo una mejor confrontación ante problemas de la vida diaria y ayudando a sacar esas energías negativas para lograr un verdadero equilibrio entre los tres pilares ya mencionados anteriormente.
La salud mental puede ayudarnos con cualquier problema al que nos enfrentemos en la vida. Esos sentimientos que normalmente se experimentan cuando un viejo dolor golpea através del cuerpo, pueden ser sanados. Durante la vida cotidiana es muy común no darse cuenta de lo que el cuerpo almacena dentro de sí mismo hasta el momento en que todo sale a flote. Con ello, sentimientos de soledad, tristeza, miedo pueden ser liberado al presentarse situaciones que ni siquiera son amenazadoras. Un olor en el aire, un carro que nos recuerde a nuestro primer amor o cualquier canción, incluso puede repercutir fácilmente en nuestro estado de ánimo cuando no hay un balance adecuado.
Cuando alcanzamos la salud mental, resulta mucho más fácil evadir los dolores pasados e incluso los malos hábitos que nos rodean diariamente, tales como levantarse tarde, ser despistados con la gente y cosas de nuestro alrededor e incluso llevar una alimentación deplorable.
Superando el hambre emocional a través de la salud mental
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Cuando se trata de comida, hay estudios que indican que los desórdenes alimenticios y los cambios repentinos de humor están estrechamente relacionados entre sí. Afortunadamente, un gran porcentaje de la población tiene la suerte de sufrir estos problemas, o al menos eso es lo que se cree, pues lo cierto es que durante muchos años, quizás a lo largo de nuestra historia como humanidad, se nos ha enseñado que cuando algo nos molesta, ya sea física o emocionalmente, está bien recompensarse con cualquier alimento que pueda causarnos un gran placer (alimentos que por lo general son considerados como chatarra).
Y la pregunta importante es, ¿en lugar de comer hasta de desaparecer el dolor, se puede hacer algo más?
Mientras más se lucha con el dolor guardado en nuestro interior, menos vulnerables nos hacemos al los ataques de ansiedad que nos llevan a reconfortarnos con la comida. Luchar contra ello puede ser tan simple como llegar al punto de desear una galleta y en lugar de comerla, tomarse un minuto para pensar cómo nos sentimos en realidad. ¿Se debe esto simplemente al aburrimiento, a esa sensación de soledad o simplemente al estrés de la vida diaria? Independientemente de la razón que sea, una vez descubierta la causa de ese antojo, nos resultará mucho más fácil hacerle frente a lo que muchos expertos denominan como hambre emocional, un tema del que ya hemos hablado con anterioridad.
El Yoga para luchar contra la ansiedad de comer
Una de las cosas que se sugiere muy a menudo en los entrenamientos para enseñar yoga es comprometerse a un pose de la disciplina. Un pequeño compromiso es mucho más fácil de hacer que toda una sesión completa.
No importa lo que te lleve a sentarte en la esterilla para comenzar con tu rutina, pues esa es la clave. Ante cualquier momento de ansiedad que se experimente, ten el coraje para poder expresarlo de una manera diferente.
Para que esto sea mucho más fácil, puedes crear un espacio completamente dedicado para realizar yoga exclusivamente, sin importar el momento cuando la ansiedad ataque. Hacer esto, por muy insignificante que pueda parecer, marca la diferencia entre una persona con la salud mental desarrollada y otra que simplemente no está bien equilibrada.
Y es que, se trata de la salud mental la que nos permite tomar una decisión basada en nuestras verdades, caso contrario a lo que sucede cuando tenemos una respuesta basada en nuestro sentimiento de temor.
Para facilitar aún más las cosas es que mientras realizamos una sóla pose de yoga, mantengamos la mente abierta a escuchar a nuestro cuerpo, así como a lo que dice nuestra voz interna. Puede que durante estos momentos sea muy complicado para ti no correr hasta la alacena o el refrigerador en busca de esa galleta, pero a pesar de ello, no trates de esconder esos pensamientos; simplemente dejalos estar ahí. Cuando tu mente comience a recobrar los viejos recuerdos de cómo sabe un chocolate, procura no pensar a cómo sabría ahora si lo pruebas. Tan sólo céntrate en saber qué está pasado y cómo te sientes al respecto.
Al hacer todo esto te permitirá ver quien eres en realidad. Las probabilidades están entre comer esa galleta u oponerte a ello. ¿Qué decisión serás capaz de tomar?
Pon especial atención a lo que estás comiendo
La salud mental se trata de estar completamente consciente en el momento. Esto debe ser especialmente el caso cuando nos sentamos sobre la mesa o simplemente disfrutamos de un snack.
Cuando consumes tus alimentos sin disfrutarlos, probablemente te veas reducido a tener que comer más luego, incluso si no tienes hambre. Cuando realmente prestas atención a la comida que tienes frente a ti, te darás cuenta de que lo que comes es delicios. De esta manera, podrás comer mucho más lento y darte cuenta de que logras una sensación de saciedad mucho más rápido que antes.
La salud mental te mantiene alejado de las comidas procesadas o cualquier otro alimento que no sea bueno para tu salud. Cuando estás realmente consciente, es cuando en realidad te das cuenta cómo la comida frita se siente en tu boca. Es una sensación en donde el aceite baña toda la cavidad, lo que resulta en una experiencia desagradable. Entonces, ¿por qué querías comer una comida que no puedes disfrutar en cuerpo y alma? Es aquí donde entra el dicho dicho de que cómo comemos es tan importante de como lo que comemos.
Por eso que cuando nos sentamos en la mesa se nos recomienda tanto centrarnos en el plato, dejando de lado distracciones como la televisión o el teléfono celular.
La salud mental te ayudará a comer más lento
La conexión entre el sistema digestivo y el sistema nervioso es la que se encarga de avisarnos que ya hemos llegado a un punto de saciedad adecuado. El proceso completo que va desde la boca al estómago y luego hasta el sistema nervioso dura alrededor de 20 minutos. Cuando comemos rápido, el cerebro no recibe suficiente información como para indicarnos que es momento de dejar de comer.
Para reducir el número de calorías que ingieres, deberás comer más lento. Y es que cuando comes a consciencia y aprecias el sabor de la comida, ayudas a que tu cuerpo pueda digerir la comida de una forma más saludable.Con ello, evitas una sobreingesta y la consecuente sensación de adormecimiento que con ello se presenta. En lugar de ello te sientes más satisfecho con tu comida, lo que te permitirá disfrutar de otras actividades posteriores a la comida.
Comer a consciencia nos ayuda a perder peso en diferentes maneras. Los episodios de ansiedad se ven reducidos, ingieres menos comida en cada sentada y notas un aumento de en los niveles de energía, además de que podrás apreciar un mayor panorama de lo que sucede a tu alrededor.
Es gracias también a la salud mental que podemos hacer frente a la ansiedad y culpa que se presenta cuando se refiere a la comida también. Pues gracias a este estado es que nos evitaremos pensar si ganaremos la batalla contra estos sentimientos o tendremos que pelear con mucha fuerza de voluntad ante cualquier situación relacionada con la comida. La salud mental puede ayudarnos a encontrar ese lugar de menos resistencia para aquí se puedas perder peso de una manera más saludable.
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