La etapa de definición sin duda es un proceso necesario y al mismo tiempo complicado, pues muchos estarán de acuerdo en que requiere de cuidados mucho más estrictos, principalmente cuando de nutrición se habla. Y es que uno de los posibles efectos y principales miedos de muchos atletas que practican culturismo, es la pérdida de masa magra al momento de someterse a una dieta para perder grasa.
Esto se debe a que para la ganancia de músculo, es imprescindible seguir un régimen alimenticio hipercalórico, es decir, alto en calorías, mientras que para la quema de grasas se requiere de un régimen hipocalórico o bajo en calorías.
Pero concretamente, ¿qué significa esto?, ¿es posible perder músculo en la etapa de definición? A pesar de la constante preocupación de los atletas, lo cierto es que la degradación de la masa magra no es posible de forma tan sencilla.
Para dar a entender esto, es necesario puntualizar nuevamente que la definición consiste, en términos simples, reducir las calorías consumidas a lo largo del día. Obviamente para lograr esto, es importante cortar el suministro de carbohidratos principalmente, lo que al mismo tiempo se traduce en la pérdida de glucógeno, que actúa como fuente de combustible para los músculos. Dicho de otra forma, evitar los hidratos de carbono, conducirá a la reducción del glucógeno almacenado en el cuerpo (abriendo la posibilidad a la degradación de los músculos), lo que significa que podría haber una probable pérdida de entre 1 y 2 kg de peso corporal.
Pero antes de sacar conclusiones apresuradas, es importante saber que este peso no es porque se están quemando los músculos, sino que simplemente las reservas de glucógeno se eliminan, al mismo tiempo que los líquidos acumulados. En términos cuantificables, esta pérdida es el equivalente a aproximadamente 1.2 kilogramos del máximo de los 2 kg de peso que podrían perderse en la primera semana, mientras el resto (si bien nos fue, los 800 gramos) se traduce en grasa eliminada.
La pérdida de fuerza en etapa de definición
Así como resulta difícil la pérdida del músculo, lo mismo pasa con la fuerza. Si bien es posible notar una reducción de este aspecto al someterse a una dieta hipocalórica, este sólo se vuelve significativo cuando el régimen se extiende a lo largo de los meses, así que en los primeros días o semanas, no hay de qué preocuparse. Hay que reconocer la capacidad del cuerpo para desarrollar mecanismos de defensa efectivos, por lo que si los entrenamientos siguen siendo igual de intensos, al mismo tiempo que se mantiene una alimentación adecuada, será imposible ver una reducción en la fuerza.
Se debe tener en cuenta que a pesar de la baja ingesta calórica, los entrenamientos deben seguir las mismas directrices de intensidad, variando únicamente en los tiempos de descansos entre cada serie (en este caso serán mayores), mientras que la alimentación deberá ser regida mayormente por proteínas.
A pesar de la falta de carbohidratos no hay motivo alguno para pensar negativamente en situaciones relacionadas con la falta de energía para llevar a cabo los entrenamientos a la misma intensidad o ritmo. Lo mejor que se puede hacer en estos casos es mantener un actitud positiva, ya que la psicología juega un papel fundamental durante el proceso.
Errores comunes en etapa de definición
Los ejercicios anaeróbicos, es decir todos aquellos que involucren actividades cardiovasculares podrían llevar a la degradación del músculo. Para evitar esto, es necesario mantener la ingesta proteica dentro de los niveles de siempre.
Existen otros entrenamientos que han demostrado su efectividad para una mayor quema de grasas durante los entrenamientos, ya que requieren de más energía para poder llevarse a cabo. En este caso se habla mucho de las biseries y triseries, sin embargo, estos no resultan en alternativas viables para preservar la masa magra.
Lo mejor para estas situaciones es optar por la realización de entrenamientos de fuerza combinados con entrenamientos metabólicos o ejercicios aeróbicos, tales como el HIIT y los días de LISS.
Combinar estos dos últimos resulta casi imprescindible, especialmente en los últimos momentos de la etapa de definición en la que resulta más difícil eliminar esa grasa rebelde que se ubica en la zona abdominal inferior del cuerpo masculino, o en las piernas del cuerpo femenino.
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