Es bien sabido que para eliminar grasa hay que darle al cuerpo menos energías de las que necesitamos y para ello podemos hacerlo de dos formas: reducir la ingesta de alimentos o aumentar los niveles de actividad física.
Un kilo de grasa acumulada en el cuerpo equivale a aproximadamente 7.200 calorías, por lo que el proceso sin duda no es fácil, no obstante siguiendo estos consejos que continuación vamos a mostrarte, como podrás reducir hasta un total de 500 calorías al día, lo que se traduce en una pérdida de medio kilo de grasa a la semana.
Medio kilo puede no parecer mucho, pero lo cierto es que esta cantidad es lo más recomendable para no ocasionar efectos adversos al cuerpo, tales como la termogénesis adaptativa o el temido efecto rebote. Recuerda que este es un proceso largo y que toma tiempo; el tratar de apresurar las cosas sólamente puede llevar a hacer el camino más difícil, así que como bien dicen por ahí: lento pero seguro.
1. Mastica bien la comida
Es increíble ver cómo la higiene alimenticia no sólo decae en cuestiones nutritivas o calóricas, sino también en la manera que la gente consume sus alimentos. Muchas personas tienen la mala costumbre de comer en el menor tiempo posible, ya sea por glotonería o por su ajetreado estilo de vida que incluso les da pocos minutos para poder alimentarse.
Se ha demostrado que las personas que comen lento y mastican bien la comida tienden a consumir menos calorías en comparación a las que lo hacen de forma rápida. Esto se debe a que toma alrededor de 20 minutos para alcanzar la sensación de saciedad en el cerebro.
Entonces, el primer truco consiste simplemente en eso: masticar bien. Quizás en un principio pueda parecer tedioso tener que contar cuantos movimientos de la mandíbula se realizan entre cada bocado, pero a la larga, esto se convertirá en un hábito recurrente e inconsciente.
Otro truco para alcanzar esos 20 minutos es el de dejar los cubiertos asentados en el plato luego de cada bocado. Parece poco, aunque lo cierto es que esto puede llevarnos a consumir hasta 300 calorías menos por comida, según un estudio publicado en The Journal of The American Dietetic Association.
2. Consume más agua y verduras
Lamentablemente, en muchas sociedades desarrolladas, el consumo de refrescos embotellados se ha convertido en una costumbre casi tan importante como respirar. Este tipo de productos no sólo están llenos de químicos y otras sustancias, sino que también cuentan con grandes cantidades de azúcar y por tanto, con muchísimas calorías que no aportan ningún tipo de nutriente; es decir, que son calorías vacías.
Y el problema no sólo radica con los refrescos embotellados, sino también con los jugos de fruta, smoothie, bebidas tibias, leche y hasta la cerveza que suele estar presente en las reuniones y a veces simplemente para acompañar una pizza. Todas estas bebidas están llenas de azúcar, por lo que debemos evitarlas a toda costa.
En su lugar podemos optar por beber agua en cada comida o incluso algún té, café o infusión endulzada con miel o stevia. Estas bebidas no sólo son libres de calorías (casi en su totalidad), sino que además ayudan a alcanzar un estado de saciedad mucho más rápido, especialmente cuando se combinan con verduras debido al alto contenido de fibras disponibles en esta. La fibra es conocida por expandirse al entrar en contacto con el agua, lo que ayuda a dejar menos espacio libre para la comida.
3. La comida se hace en la mesa, no en otro lugar
Al igual que el consumo de refrescos embotellados y otras bebidas azucaradas, hay personas que tienen la costumbre de comer en el primer lugar que les apetece, ya sea en la habitación o en la sala frente a la televisión.
Esto puede parecer un acto inofensivo para la salud, sin embargo, debemos tener en cuenta que esto propicia a que el cerebro se concentre en lo que la televisión nos muestra y no propiamente en la comida que consumimos. Al paso de los minutos notaremos cómo nuestras porciones se van acabando a pesar de no haber alcanzado esa sensación de satisfacción.
Consumir los alimentos en la mesa nos ayudará a concentrarnos en lo que comemos, evitándonos la ingesta calórica excesiva, además de que nos permitirá pasar mayor tiempo en convivencia con la familia. Haciendo esto, podremos ahorrarnos hasta 500 calorías en la comida, que resulta crucial para dar paso a la pérdida de grasa.
¿Ves cómo ahorrarse esas 500 calorías diarias resulta tan fácil? Sólo debes poner de tu empeño y ser consciente de lo que comes para que puedas empezar a hacer pequeños cambios que sumados, resultan en algo significativo. Bien dicen por ahí que la pérdida de grasa no consiste en contar las calorías que comemos, sino en aprender a alimentarnos como es debido.
¿Tienes alguna duda o comentario? Expertos lo responderán en las próximas 24 horas.