Cuando se trata de perder peso, hay que considerar una serie extensa de factores que pueden influir en el éxito o fracaso del objetivo. La mayoría de las personas creen que el simple hecho de hacer ejercicio, restringirse totalmente a la comida o incluso utilizar cremas reductoras y fajas de calor, es la mejor decisión que puede tomarse para alcanzar esta meta. No obstante, estos métodos no suelen ser tan efectivos y de hecho, los dos últimos son totalmente inútiles y hasta perjudiciales.
El proceso de transformación del cuerpo requiere de mucho esfuerzo y paciencia, por lo que no se deben esperar resultados en la primera semana, ni mucho menos desistir de un nuevo estilo de vida saludable al primer índice de frustración, o incluso al acercarse a los resultados que se buscan (he conocido personas que al primer momento de perder 3 o 4 kilos, en seguida regresan a sus viejos y malos hábitos para recuperar el peso perdido en menos de lo que canta un gallo).
Por esa razón, debes tener en cuenta los siguientes factores si deseas perder grasa.
Más que el ejercicio, un cambio radical en el estilo de vida
Ya sea al momento de quemar esa grasa acumulada o para ganar una mayor masa muscular, el ejercicio es uno de los componentes más importantes para alcanzar el objetivo. Sin embargo, no se considera como el factor definitivo, pues la comida tiene un 70% de influencia en los resultados logrados.
En pocas palabras, puedes pasar más de dos horas haciendo cualquier tipo de actividad física, pero si no te alimentas adecuadamente, va a ser difícil que comiences a eliminar la grasa almacenada. Tampoco se trata de hacer un cambio repentino y radical en la forma de comer, sino empezar por reducir las porciones y sustituir los alimentos chatarra por algunos más saludables como las frutas, verduras e incluso algunos snacks integrales y bajos en calorías a la hora de consumir un aperitivo. Los refrescos gaseosos, las pastas, panes blancos y otros productos ricos en grasas saturadas y carbohidratos simples deben sustituirse por grasas sanas y carbohidratos complejos para asegurar la correcta transformación del cuerpo.
La tasa metabólica, mientras más rápida, mejor
El metabolismo es un proceso fundamental del organismo y entre sus funciones es el que se encarga de regular algunos otros procesos relacionados con la alimentación. Un metabolismo alto significa una mayor quema de grasas.
La manera más efectiva de lograr una tasa metabólica con estas cualidades es más simple de lo que te podrías imaginar, pues existen muchos alimentos que se encargan de producir un efecto termogénico, acelerando el proceso. El ejercicio cardiovascular o de levantamiento de pesas también es efectivo, y verás que con la práctica constante, el cuerpo requerirá de más energías para mantenerse estable, pues la tasa metabólica se habrá acelerado.
Mayor masa muscular, significa quemar más grasas
Muchos viven con la creencia que hacer ejercicios con pesas en contraproducente para el cuerpo cuando este presenta algún tipo de sobrepeso u obesidad, pero nada más puede estar alejado de la realidad, ya que la masa muscular, al ser un tejido metabólicamente activo, requiere de una gran cantidad de energía para poder mantenerse. Dicho en palabras más simples, si desarrollas más músculo, podrás quemar grasa más fácil.
El mito de que al hacer esto la grasa se endurece es totalmente, así que no temas. Recuerda también que el levantamiento de pesas en mujeres (por si te lo preguntabas) no es el pase directo hacia un cuerpo como el de Schwarzenegger en su época dorada; de eso ya hemos hablado antes en otro artículo.
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Las fajas de calor, las pastillas adelgazantes, cremas reductoras y cuantos más productos que se muestran en la televisión y que prometen ayudarte a perder esos kilos de más, son totalmente falsos y pueden ser hasta riesgosos a corto y largo plazo.
Hay una gran diferencia entre perder peso y quemar grasas. Cuando hablamos de perder peso, fácilmente podemos referirnos a perder masa muscular, perder líquidos acumulados, o hasta la misma grasa. Lo que hacen este tipo de productos es ayudarnos a perder esos líquidos y otras sustancias acumuladas en el cuerpo, debido a que generan calor y al mismo tiempo nos hacen sudar, pero recuerda que sudar no es sinónimo de quemar grasa, sino de eliminar líquidos y toxinas. De hecho, y aunque pueda parecerte extraño, cuando eliminas la grasa del cuerpo, esta se expulsa a través del oxígeno que exhalas en forma de dióxido de carbono… curioso, ¿cierto?.
“Eliminar grasa del abdomen, el método más eficaz es…”, falso
Eliminar la grasa localizada de algunas zonas como el abdomen es un proceso… podríamos decir, imposible de realizar. Hacer 1000 abdominales al día, 1000 sentadillas y cuantos más ejercicios te propongas para quitarse esos kilos de más no te ayudarán para nada a alcanzar tu objetivo.
Cuando la combustión de grasas se da por hecho, el organismo es el que se encarga de eliminar esa energía de forma proporcional en todo el cuerpo. Esto quiere decir que perderás grasa en el abdomen, la cara, las piernas o los brazos al mismo tiempo, pero poco a poco. Una sesión de abdominales de 20 minutos sólo utiliza alrededor de unas 30 calorías, así que ya lo sabes, lo mejor en este caso es un buen entrenamiento cardiovascular o de levantamiento de pesas.
Abstenerse a la comida no es la mejor solución
Es impresionante darse cuenta de cómo muchas personas creen que dejar de comer a tal punto de matarse de hambre es la forma más rápida y económica para este propósito. Sin embargo, resulta totalmente lo contrario y a mediano plazo, se convierte en un problema grave para el cuerpo humano.
Cuando no te alimentas correctamente, tu cuerpo deja de recibir los nutrientes que requiere para poder funcionar bien. En un principio puede no afectar gravemente y hasta notarás como empiezas a perder peso. Lo malo es que luego de un tiempo el organismo desarrolla un mecanismo de defensa para evitar que se sigan perdiendo esos pocos nutrientes y energía que aún se conservan ante cualquier emergencia, de manera que a la primera instancia que se reciba algún alimento, el cuerpo se verá obligado a aferrarse a las energías que contiene esa comida, almacenándola como energía potencial (grasas) para usarse en un futuro.
Por esta razón, lo recomendable es someterse a un déficit de hasta 500 calorías diarias para ir gastando esas energías de más de forma progresiva. Tal vez sea un método lento, pero es el más seguro y efectivo.
Mantente hidratado en todo momento
El agua es el líquido vital de todo ser, de eso no hay duda, sin embargo, lo que no muchos saben es que tiene una fuerte influencia en la quema de grasas, debido a que su consumo propicia a la hidratación y oxigenación de las células, lo que a su vez, propicia a una mayor combustión de lípidos. Además, al tomarse a temperaturas elevadas o bajas, se desencadena el efecto termogénico, obligando al cuerpo a aumentar la tasa metabólica para poder regular la temperatura corporal una vez más.
Y no sólo eso, sino que además ayuda a eliminar las toxinas acumuladas en el cuerpo que se adquieren al consumir otros alimentos o respirar el aire contaminado del medio ambiente.
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Decídete, sé perseverante y no te rindas
Quizás esta frase pueda parecer sacada de algún seminario de motivación personal, pero la verdad es que es la mejor forma para dar a entender al más pesimista que el proceso de transformación del cuerpo requiere de mucho esfuerzo, sacrificio, paciencia y perseverancia, no en vano es la segunda vez que me encargo de enfatizar este punto en el artículo.
- Si has empezado con tu nuevo régimen alimenticio y a practicar el deporte por el que te hayas decidido, recuerda que no vas a ver impresionantes resultados en los primeros día, así que no te desanimes.
- Si luego de varias semanas de entrenamiento vez que te has estancado, tampoco dejes todo atrás, esto es una buena señal, pues quiere decir que has progresado y tu cuerpo está listo para darle un extra de intensidad a los entrenamientos para poder seguir avanzando.
- Hablar de hacer sacrificios no es sinónimo único restringirse de los grandes placeres alimenticios, sino también de sufrir por el dolor del ejercicio, verás como con el tiempo aprenderás a amar ese malestar y el sabor de la comida saludable.
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